La generación 2.0 sabía todo de él, como no había ocurrido antes con ningún otro político: Obama y su proselitismo virtual, mediante el uso ingenioso de internet y las nuevas tecnologías, hicieron una campaña a tono con la época y ganaron adeptos incluso entre aquellos que jamás podrían votar por él, aunque quisieran.

"Y si Obama nos queda lejos, que nos traigan uno parecido", pensaron unos argentinos acostumbrados a transitar la web, deslumbrados por mucho "Yes, we can" vía Youtube.

Así nació "Yo quiero un OBAMA para ARGENTINA!!!!", un grupo de la red social Facebook que sirvió de plataforma para expresar, en dosis semejantes, la admiración por el líder político estadounidense y el descontento por su par criollo, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Alejandro Aguilera tenía por entonces 27 años, mucha afición por la tecnología y ninguna por la política. Junto con su amigo Ernesto Ferro, se convirtieron en creadores y administradores del grupo de Facebook.

"Yo lo veía como un superhéroe, más que como un político. Y tener un político así es algo que en Argentina no va a suceder. Es lo que, salvando las distancias, pasó con Evo (Morales) en Bolivia", dice Aguilera.

"Pensé hacer el grupo para ver cómo pensaba la gente, y también como un experimento de redes sociales", agrega el joven facebookero, que dirige una empresa de software para hacer marketing por correo electrónico.

RESPUESTA INMEDIATA
Aguilera sabe de fenómenos "virales" en internet, de ese poder del boca a boca y del clic a clic. Su grupo rápidamente ganó medio millar de adeptos. Muchos de ellos veían en el nuevo presidente estadounidense un líder "de exportación.

También hubo quienes desde temprano mostraron mesura: antes del sueño imposible de "importar" un Obama, mejor esperar las primeras señales de su desempeño una vez que la campaña 2.0 y el furor postelectoral quedaran en la historia.

Y otros rechazaban la idea de invocar el nombre de un político extranjero en detrimento de los locales, y de buscar soluciones con la mirada puesta más allá de las fronteras en lugar de mejorar la democracia participativa que Argentina recuperó en 1983.

Para los administradores, el fuego del debate fue parte del interés de tener un grupo en línea.

"No esperábamos tener tanta repercusión, se armaron una discusiones ricas y todos las íbamos siguiendo… algunas me causaron gracia, otras no… Pero fue interesante", concluye Aguilera.

DECEPCION
El encanto duró poco. El espacio virtual se convirtió en un fiel reflejo del deterioro que sufrió el presidente estadounidense a los ojos de los argentinos.

Según una encuesta reciente de la consultora Ibarómetro, aunque Obama fue uno de los políticos que más acaparó la atención durante 2009, su imagen negativa pasó del 6 al 25%.

Para Aguilera fue un proceso gradual, aunque si hay que buscar una fecha de inicio dirá que fue junio de 2009, cuando comenzó a decepcionarse porque las políticas que Obama había puesto en marcha se parecían "demasiado a las de Bush".

Él mismo perdió interés en el grupo que había creado, que de a poco comenzó a quedarse en silencio.

Hoy dice que no lo borra porque tiene mucho contenido y le "da pena", pero lo visita poco y siente que, como Obama, su emprendimiento quedó a mitad de camino.

"Yo pensé que iba a ser un gran cambio, por eso se me ocurrió que podía ser un buen proyecto para copiar en mi país. Pero aprendí la lección: uno no tiene que confiar tanto en los políticos".