Sus videos son furor en YouTube, sus varias cuentas no oficiales de Twitter son seguidas por un volumen de fanáticos que despertarían la envidia de cualquier figura de la música y sus himnos popularizados desde la televisión, todos bajo versos y metáforas no aptas para amantes de la diplomacia y el buen gusto, acumulan un culto generoso en el país.

Pero el cómico argentino José Carlos Guridi, Yayo para las masas, aún adeudaba una presentación en vivo en Chile, tal como ya lo había hecho en gran parte del cono sur. "Nos demoramos 10 años en llegar hasta acá", dijo anoche mientras observaba finalmente su misión cumplida: un Teatro Caupolicán repleto que fue a presenciar, aplaudir y, sobre todo, carcajearse con uno de los fenómenos del humor más exitosos exportados desde Buenos Aires, con cuna en el espacio Videomatch y explosión en otro programa de TV, Sin Codificar, siempre con chistes de grueso calibre y con canciones interpretadas en fiestas universitarias o juergas de toda índole, como Esta es para vos o Vení, vení.

"De hecho, es primera vez que actuamos frente a tanto público", subrayó el trasandino al culminar un espectáculo de casi 90 minutos, inaugurado precisamente con los hits de El cuarteto obrero, la banda humorística desde donde saltó a la fama en el emblemático estelar noventero de Marcelo Tinelli.

Luego vino una extensa rutina, mezcla de stand-up comedy y humor más tradicional, donde profundizaba en sus nervios antes de salir a escena, sus primeras experiencias amorosas y chistes que sonrojarían al humorista más deslenguado. Las risotadas resonaron fuerte en todo el recinto de calle San Diego.

“Pero todo esto es poesía”, recalcaba Yayo. “Es como Sabina con Joan Manuel Serrat, pero ambos aspirando cocaína con kerosene y fundida en sustrato de sodio”, remató después. “¿Puedo ser un poco zarpado?”, dijo ya avanzada la noche, cuando la pregunta sonó a lógica ironía.

Yayo ya estaba zarpado y privilegió para su debut en Chile su humor más filoso, dejando de lado otras apuestas que lo han hecho ganar celebridad, como La cumbia papal, El cantante enmascarado o la saga que incluye a La cumbia filosófica, La cumbia artitmética o La cumbia matemática.

Pero el argentino incluso tiene otra cara aún más académica: es licenciado en economía, trabajó para proyectos de inversión en la gobernación de Córdoba y puede largarse en un análisis acerca de la nueva era financiera impulsada por Mauricio Macri, con tanto detalle como el relato de su primera experiencia íntima plasmada anoche en Santiago. Dos rostros de un éxito que ayer consumó su abrazo con la fanaticada local.