En el CEO (Centro de Entrenamiento Olímpico) de Curauma, Felipe Cárdenas (24) y Bernardo Guerrero (29) van juntos de un lado a otro. Levantan pesas en el gimnasio del recinto, cargan su bote hacia el muelle y buscan constantemente un ritmo en el movimiento de piernas, brazos y remos en la Laguna La Luz.
Los deportistas del Team Chile, clasificados al doble par ligero de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, se preparan para sincronizarse cada vez más. Pero siendo a la vez muy distintos.
Cárdenas y Guerrero son una dupla reciente, configurada desde diciembre. "Competimos juntos en el cuatro remos peso ligero y sacamos el bronce en los Panamericanos de Toronto. Pero nunca nos habíamos juntado como dobles, y ahora lo hicimos porque salimos como los dos mejores ligeros de Chile", cuenta Cárdenas. Y con poco tiempo, ya son mentes complementarias.
Por un lado, el primero entrega la cuota de tranquilidad en el agua. Además del suave tono de voz, su expresión transmite tranquilidad cuando está dentro o fuera del bote. A su vez, su compañero rompía raquetas cuando jugaba tenis en la infancia y, en su madurez, aun así trae al dúo un lado más temperamental.
"Entrenamos mucho enfrentando a Felipe Leal y Óscar Vásquez, y siempre nos agarramos. Ellos siempre salen adelante, y cuando ven que los vamos a pasar, se cruzan y se ponen adelante de nosotros. Ellos saben que soy picota y eso hace una olita que nos frena, entonces tiro chuchadas", cuenta Guerrero.
Eso sí, sus distintas formas de ser ayudan al avance de la dupla. Pese a tener roces algunas veces, también se complementan. "Siempre resolvemos las diferencias, y fuera del bote, todos somos amigos", concluye. Uno contribuye con adrenalina y el otro con calma y concentración en el agua. Dos aspectos importantes para la mente del remero.
"La parte psicológica es muy fuerte en este deporte, y tenemos buena cabeza y garra para enfrentar las regatas. Es un deporte doloroso. Produce mucho ácido láctico, que te quema el músculo. Sales del bote a 200 pulsaciones y te arden las piernas, brazos, espalda, todo", plantea Guerrero, que también enfrenta la pérdida de la beca ADO+: "Me lo avisaron justo antes de competir el Preolímpico. No sé por qué la perdí, y debería tenerla aunque no hubiera clasificado. Con este cupo, espero volver a tenerla".
Por todo eso la preparación va de lunes a lunes, en sesiones de al menos dos horas en la mañana y tarde, remando 20 kilómetros (10 veces más que la distancia de una regata olímpica) en cada sesión en el agua, haciendo 70 minutos sin parar en el remoergómetro (máquina simuladora del remo) o haciendo pesas. Los días de descanso son esporádicos, y tienen tardes de receso en algunos días.
En ese camino, su categoría requiere de preparación más allá del ejercicio físico y psicológico. En el bote de 27 kilogramos, ambos deben pesar en promedio 70 kilos. Y uno de ellos puede pesar a lo más 72,5 kilos. Un ojo está en la balanza y el otro en el bote. Y a veces, las diferencias de temperamento pueden diluirse. "La dieta es muy estricta, y algunas veces ambos estamos más chispita. A veces hago algo mal, Felipe me corrige y lo mando a la cresta, o viceversa", relata Guerrero.
Del punto de vista físico, a su vez, el entrenador Bienvenido Font explica que "se les limita el crecimiento muscular, porque no pueden subir de peso. Tienen que trabajar más la resistencia".
A bordo del bote, el principal impulso viene de las piernas. Los remos dan el empuje final,y no basta con mover los brazos al mismo ritmo. Todo es como una coreografía. Cuerpo y mente trabajando, con adrenalina y calma fluyendo al mismo tiempo.
Y para ganar fuerza y afinar cada detalle, cuatro meses son como los primeros minutos de una larga película. "Tienes que hacer todo un proceso. Para un buen resultado, se requiere al menos cinco años", plantea Font. "Se necesita por lo menos ese tiempo para llegar a la velocidad de finalistas mundiales", agrega Cárdenas.
"La única regata que hemos tenido fue en el Preolímpico de marzo, donde salimos cuartos, a menos de medio segundo del primero. Eso nos motiva. Estamos avanzando rápido con nuestro bote. No todos corren igual. Y los mexicanos, los campeones, trabajan con el mismo desde los Juegos Panamericanos de 2011", explica Guerrero.
Para ampliar su rodaje, mejorar su técnica y ajustar el trabajo en conjunto, ya están en Italia para una fecha de la Copa del Mundo. Luego entrenarán en España, donde competirán en una regata, y en mayo viajarán a otra fecha de la Copa del Mundo, en Suiza.
"Nuestro objetivo es ser semifinalistas, estar entre los doce primeros en la suma de las dos fechas. Y en España, queremos ganar la regata", afirma Felipe Cárdenas, quien junto a Bernardo Guerrero cree que la dupla seguirá por bastante tiempo. Y con el lujo de tener unos Juegos Olímpicos como uno de sus primeros capítulos juntos.