Yoani Sánchez dice que sueña conocer Montegrande, donde Gabriela Mistral pasó su infancia, en el Valle del Elqui. "Pero sólo estaré 72 horas en Chile, así es que no podré visitar ese lugar", cuenta la popular bloguera cubana, al referirse a su primera visita al país, entre el 21 y 23 de abril. La cronista, que a partir de 2004 inició una suerte de cruzada para contarle al mundo lo que, según ella, sucede en Cuba, tanto desde su blog como a través de medios como El País, Clarín y The Washington Post, fue invitada a Santiago por la Universidad Adolfo Ibáñez.

En esta entrevista con La Tercera, Yoani Sánchez (La Habana, 1975) analiza el histórico acuerdo entre Cuba y Estados Unidos para retomar sus relaciones después de más de cinco décadas, pero también proyecta el futuro de la isla y se refiere a 14ymedio, su nuevo periódico digital, que fue bloqueado por el gobierno que encabeza Raúl Castro.

¿Cómo recibió el anuncio, en diciembre, sobre la reanudación de los vínculos entre Washington y La Habana? ¿La tomó por sorpresa como a todo el mundo? 

Realmente fue una gran sorpresa, la gran sorpresa de décadas en Cuba. A todos nos tomó desprevenidos, porque ocurrió en medio de tantas consignas antiimperialistas y tanta intransigencia del gobierno cubano con su archienemigo. En lo personal, he tomado el 17 de diciembre como un antes y un después en la historia de Cuba. Tengo muchos colegas que se han sentido traicionados por las negociaciones, porque se hicieron en secreto. En lo personal, creo que se abrió una nueva oportunidad y un nuevo escenario. Entonces hay que sencillamente actualizar los métodos de trabajo y pensar en las posibilidades que esto trae, que todavía no se han materializado porque se sigue negociando. Hay medidas que se pusieron en vigor en enero, como la flexibilización para el envío de remesas, acceso a las telecomunicaciones, la posibilidad de importar mercancías hechas por trabajadores privados cubanos. Pero falta el cambio de legislación. Netflix anunció que se podrá usar en Cuba, pero los cubanos aún no tenemos acceso a internet.

¿Cuál sería el nuevo escenario y la nueva oportunidad que usted menciona?

Lo más importante es que se rompe un discurso que tenía una fuerte carga simbólica y que el gobierno cubano usó desde décadas para justificar desde el descalabro económico hasta la falta de libertad, que es el discurso de David contra Goliat. Lo más importante está en el campo de lo simbólico: se acabó el pretexto. Por otro lado, la flexibilización de algunas medidas abren algunas posibilidades para el sector independiente, ya sea político o económico dentro de Cuba, que ahora tiene la posibilidad de tener un vínculo legal más estrecho sin subterfugios.

¿Cómo fue recibido el anuncio en La Habana?

He sentido que la gente experimenta un sentimiento de esperanza. Para la mayoría del pueblo este anuncio trajo la esperanza de que habrá más comida en los platos y más dinero en los bolsillos. Pero eso aún no se ha concretado. Todavía el impacto sobre la sociedad no se ha hecho evidente. Hay quienes ya no pueden esperar más y por eso ha aumentado la migración ilegal. Pero percibo que hay alguna esperanza.

¿Cómo recibió la disidencia cubana el diálogo con EE.UU?

La disidencia es muy variada. Somos un grupo muy variopinto. Hay quienes, como Guillermo Fariña y Berta Soler (Damas de Blanca) han mostrado su desagrado con las negociaciones, porque se hicieron de espaldas y con secretismo y porque sienten que faltó la agenda de DD.HH. Otras personas compartimos la opinión de que al solucionarse el conflicto entre el vecino del norte con la pequeña isla, ahora queda en evidencia el verdadero conflicto, que es entre el pueblo cubano y su gobierno. Entonces, pensamos que hay un nuevo escenario que la oposición y la disidencia tiene que repensar y relanzar su estrategia. Este escenario es positivo porque le arrebata al gobierno el pretexto del enemigo. Esto es una derrota para el oficialismo.

Pero los partidarios del gobierno cubano podrían argumentar que esto demuestra la apertura del régimen, que es un avance de Raúl Castro.

Sí, sin lugar a dudas y por eso el oficialismo lo pinta como una victoria. Pero lo cierto que es la mayor derrota que les han imprimido en los últimos 57 años. Es reconocer que pese a tanta trinchera, a tanto discurso antiimperialista, han debido terminar pactando.

¿Que rol pudo jugar Fidel Castro en la aproximación del gobierno de su hermano a Estados Unidos?

Evidentemente debe estar informado. No creo que algo de esta envergadura su hermano haya podido manejarlo en secreto. Ahora bien, por distintas conversaciones que he podido tener, por ejemplo con Roberta Jacobson (secretaria de Estado adjunta para el Hemisferio Occidental), que visitó la redacción de nuestro diario en La Habana, parece ser que las negociaciones inicialmente comenzaron con el camino del restablecimiento de relaciones y apertura de embajadas, pero todo lo demás, especialmente las medidas tomadas por Barack Obama, han sido algo adicional a lo pactado. Eso es importante. Fidel Castro debe haber estado informado de las negociaciones, pero no lo que vino después en cuanto a medidas más aperturistas que son contrarias a lo que piensa Fidel.

¿Qué se puede esperar del encuentro que podrían sostener Obama y Raúl Castro en la Cumbre de las Américas, el 10 y 11 de abril? ¿La dura condena de Obama a Venezuela podría empañar todo esto?

Sin lugar a dudas. Si hace algunas semanas pensábamos que los protagonistas en Panamá serían Raúl Castro y Obama, se ha sumado un nuevo personaje que grita más fuerte (Nicolás Maduro). Cuba ha mostrado su apoyo irrestricto al gobierno venezolano y la tensión verbal ha escalado. De manera que no descartaría que en la cumbre el protagonismo lo tenga Nicolás Maduro. ¿Es positivo eso para el gobierno cubano? No. Porque va a tener que jugar un doble papel: mientras acompaña a su compañero de trinchera por otro lado está negociando con su contrincante. Pero el gobierno cubano siempre ha sido bipolar. Pero en un momento tendrán que decidirse. En la Plaza de la Revolución saben que aunque Venezuela los subsidia, no pueden predecir su futuro inmediato. Entonces estarían optando por acercarse más a la Casa Blanca.

¿Cómo ha sido la experiencia de su diario 14ymedio?

Vamos a tratar de estar en Panamá. El primer día que salimos a la red el gobierno nos bloqueó, pero eso fue lo mejor que nos pudo pasar. Porque no hay nada más atractivo que lo prohibido. Los cubanos somos especialistas en burlar ese tipo de censura. No es un gran obstáculo. Queremos informar de manera responsable.

¿Se puede hacer periodismo objetivo siendo activista?

Sí, porque estamos viviendo momentos en que antes de ser periodista o filóloga, que es mi profesión, soy ciudadana. No me gusta el periodismo con microscopio en la mano que mira desde lejos el hormiguero. Me gusta el periodismo que forma parte del hormiguero. Intento narrar la realidad como parte de ella. Nosotros buscamos la información, a diferencia de mi blog personal.

¿En su diario hay espacio para las posiciones oficialistas?

Sí lo hay, pero lamentablemente el oficialismo tiene miedo y prejuicios para publicar con nosotros. Sin embargo, hemos tenido columnistas que miran la realidad desde la izquierda, que creen que hay que mantener el socialismo en Cuba con sólo algunos cambios. Hay pluralidad de opiniones.