Quienes lo conocen, saben que el cubano Yoel Gutiérrez ha cambiado un poco su forma de ser durante el último tiempo. Se le va más relajado y esas discusiones que tuvo en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 parecen cosas del pasado.
El sábado anterior, en las clasificaciones en el North Greenwich Arena, se le vio concentrado en apoyar a Tomás González y preocuparse de que todo estuviera correcto para sus saltos. Nada más. Incluso, aseguraría después que las calificaciones le parecieron muy justas.
Neven llic, presidente del COCH, supo por primera vez del cubano hace unos seis años y cree saber la razón de tanta calma. "Se siente equilibrado. Estar en dos finales olímpicas es lo que soñaron desde que están juntos", manifiesta.
La relación entre Gutiérrez y "La Máquina" se remonta a finales del siglo pasado. Llevaba algún tiempo en el país, al que llegó para trabajar en un colegio de Providencia. Se conocieron en la Universidad Católica, en el período en que el club todavía desarrollaba su proyecto de alto rendimiento.
El caribeño trabajaba en el grupo de los más pequeños, mientras que González buscaba consolidarse como la figura que exigían sus condiciones naturales.
Pero cuando la UC cerró el programa, el gimnasta se quedó sin entrenador y el cubano decidió irse. Realizó distintos oficios, entre los que destaca su condición de asesor para la teleserie El Circo de las Montini.
"Durante esa época, Tomás tuvo varios entrenadores, hasta que por ahí en 2004, 2005, se vuelve a topar con Yoel y le pide ayuda", cuenta Claudia Perelman, comentarista de TVN y muy cercana al círculo del gimnasta desde chico.
Pero no fue hasta que 2007 que el oriundo de la provincia de Pinar del Río se hizo cargo oficialmente del entrenamiento de González, quien entonces ya había conseguido podios en distintas Copas del Mundo.
"Cuando nos conocimos, se acercó a decirme que había un gran proyecto, que era Tomás González, y que él estaba dispuesto a tomarlo. En ese momento trabajaba a medias con la federación y no estaba muy contento con la atención que se le daba, por lo que me preguntó si acaso existía una disposición nuestra para ayudarlo", explica Ilic.
Por esa época, la promesa de la gimnasia, impulsada por su madre Marcela Sepúlveda y con su talento desarrollado por el técnico ruso Evgeny Belov, y ahora en manos de Gutiérrez, había vivido etapas duras y hasta había pensado en el retiro.
El cubano le vino a la perfección a González y no sólo porque le ayudaba en lo que necesitaba: motivación, compañía y guía. También porque estaba influenciado por la misma escuela soviética de Belov, quien trabajó en Cuba antes de llegar a Chile, a mediados de los 90.
En su país, además, aprendió una consigna que aplica y que repitió durante esta semana: "Mientras mayor es el nivel de éxito, mayor es el compromiso social del deportista".
Llegar a los Juegos
Con González, Gutiérrez cumple uno de sus objetivos frustrados. El siempre se entrenó para llegar a unos Juegos Olímpicos y fue medallista panamericano por equipos (La Habana 91 y Mar del Plata 95), pero por distintas razones la cita de los anillos se le escapó.
En el pasado ha comentado que cree que podría haber conseguido resultados positivos y hasta medallas. ¿Sus especialidades? Barras fijas, paralelas y anillas, todo lo contrario a su pupilo, que destaca en suelo y salto.
El trabajo en conjunto no siempre ha sido perfecto. En 2010, después de los Odesur, se produjo un quiebre, cuya razón se mantuvo en secreto, pero que tendría que ver con una reprimenda del entrenador hacia la actitud de su pupilo. La separación apenas duró un mes.
"Yoel es un apasionado, un trabajador, es impulsivo y fuerte de carácter. Pero lo que les pasó fue lo que sucede en cualquier relación, que tiene sus altos y bajos", describe Perelman.
Al respecto, Ilic agrega: "Es un peleador de la vida. Fue deportista y sabe lo que cuesta. Le ha tocado pelear harto contra el sistema, contra su federación y con Tomás, en algún momento. Es así en cualquier vínculo de todos los días, de tanta presión, que necesita cumplir con metas. Yoel es uno de los ejemplos, pese a que algunos podrán discutir que es enojón, peleador, especial, de un tremendo profesional, que ha protegido a su deportista contra todo".
Y en Londres han encontrado su punto cúlmine a su labor conjunta, que mañana, en la final de suelo, puede lograr una medalla. La presea también puede llegar mañana o el lunes, en salto. Y puede no llegar. Pero nada de eso cambiará lo que han hecho hasta ahora.