El yoga está dentro de los diez principales deportes que los chilenos practican con frecuencia, superando a pilates y las artes marciales. Así lo indica el último estudio Chile 3D, Marcas y Estilos de Vida de los chilenos, que señala que el 2% de quienes realizan un deporte escogen yoga, actividad que efectúan 5,5 veces al mes, especialmente quienes tienen entre 25 y 34 años.
La razón: los beneficios físicos y emocionales que dicen les reporta su práctica y que diversos estudios han consignado. Pero ahora un nuevo estudio, realizado por la Universidad de Oslo (Noruega) dice que practicar esta disciplina produce cambios en más de cien genes vinculados al sistema inmune.
La investigación , publicada en PLoS One, evaluó los cambios en siete hombres que realizaron por cuatro días y durante dos horas, un programa de yoga con posturas suaves, ejercicios de respiración (Sudarshan Kriya) y meditación.
Paralelamente, midieron los cambios en otro grupo de siete hombres que en ese mismo período realizaron una hora de caminatas al aire libre y escuchó música jazz o clásica para emular la parte de relajación y meditación de una sesión de yoga.
A ambos les tomaron muestras de sangre al iniciar y terminar los cuatro días de ejercicios, en la que analizaron la expresión génica de las células del sistema inmune. Los resultados muestran que en el caso de los que realizaron caminatas se produjo la activación de 38 genes, y en los que practicaron yoga ocurrió en 111 genes.
Fahri Saatcioglu, del Departamento de Biociencias Moleculares de la U. de Oslo y coautor del estudio, dice que los resultados demuestran que los beneficios que reporta el yoga tienen un componente fisiológico. "Nuestros hallazgos sugieren que al menos algunos de estos efectos pueden estar mediados por los cambios en la expresión génica de las células inmunes circulantes", dice a La Tercera.
Sistema inmune
Los genes que se activan con el yoga están vinculados con una mejor respuesta inmune del organismo, menor inflamación y oxidación de las células y una reducción en la ansiedad y la depresión.
Otro dato que arrojó el estudio es que los cambios en los genes se dan rápida y significativamente, apenas con cuatro días de práctica.
El experto dice que si bien el estudio muestra que tanto el yoga como caminar y escuchar música afectan a los procesos biológicos, "vemos aproximadamente cuatro veces más efectos específicos sobre la expresión génica en aquellos que practicaron yoga en comparación con quienes hicieron ejercicio y relajación", aclara Saatcioglu.
Una acción molecular, asegura, que se inicia de inmediato durante la práctica y que puede servir de base para efectos estables y saludables a largo plazo en quienes practican esta disciplina regularmente.