El derrocado Presidente de Honduras, Manuel Zelaya, amaneció hoy por quinto día consecutivo en la norteña ciudad nicaragüense de Ocotal, donde celebró la decisión de Estados Unidos de revocar las visas diplomáticas de cuatro funcionarios del gobierno de facto.

Zelaya, acompañado de asesores, pernoctó la víspera en el custodiado hotel Frontera de Ocotal, a unos 30 kilómetros de Honduras y desde donde pretende organizar, según dijo, una "milicia de resistencia" en las montañas de Nicaragua.

La revocación de visas norteamericanas "es una medida correcta", dijo a periodistas el depuesto mandatario, protegido día y noche por soldados y policías nicaragüenses.

Afirmó que la medida constituye "un mensaje a la sociedad hondureña de que el Departamento de Estado y el gobierno de (Barak) Obama no están apoyando" al gobierno de facto que preside Roberto Micheletti.

"Se debe seguir insistiendo para que los Estados Unidos apriete más a los golpistas, y para dar una demostración muy evidente de repudio a este golpe de Estado", sostuvo Zelaya.

Agregó que mientras él y sus seguidores están "recibiendo victorias de Dios y del pueblo" Micheletti ha sufrido "derrotas".

Aunque el Departamento de Estado no reveló nombres, desde Tegucigalpa se informó que entre los afectados figuran el ministro de Defensa, Adolfo Lionel Sevilla, y el nuevo presidente del Congreso hondureño, José Alfredo Saavedra.

También se menciona al juez Tomás Arita, que firmó la orden de detención contra Zelaya, y al procurador de Derechos Humanos, Ramón Custodio.