Hasta hace pocas horas, el gran dilema del básquetbol femenino nacional era Ziomara Morrison. La pivote no tenía permiso de su club, el Ceyhan Belediyespor de Turquía, para viajar a Chile a jugar en Santiago 2014, debido a que las fechas topaban con los partidos de la liga de ese país. El equipo, que pelea por no descender, tiene en la poste una de las claves de su juego, con 15,2 puntos y 9,2 rebotes por partido. Es decir, obtener el permiso era una utopía.

Sin embargo, en los últimos días, la tendencia comenzó a revertirse en favor de los intereses de la "Roja". En una negociación tan veloz como repentina, Morrison pudo viajar a Chile y se integró a la concentración nacional en la mañana de ayer, casi 10 horas antes del triunfal debut en los Juegos, por 80-66, sobre Bolivia, con 23 puntos y 22 rebotes de Ziomara en 28 minutos de juego.

"Cuando me di cuenta de que el club no cambiaría de opinión, dije que viajaría igual, que es mi derecho y que me respaldan las reglas de FIBA. Mi agente, el español Lluís Túnez, habló con ellos y sabía que no estaban de acuerdo con que viniera", narra Morrison, quien incluso fue saludada personalmente por el presidente del Comité Olímpico, Neven Ilic, agradeciéndole el sacrificio.

Temiendo algún inconveniente, las conversaciones entre Ziomara y la federación se hicieron en secreto, sin dar mayores luces. "Le dije el viernes al entrenador Ricardo González que podía viajar y ellos me sacaron el pasaje de un día a otro". ¿Por qué el misterio? Los clubes turcos amenazaron con retener los pasaportes de las jugadoras extranjeras.

Así, con todo cerrado, Morrison inició tres días de pura intensidad: "Jugamos de visita el sábado, viajamos 14 horas en bus, armé la maleta y me vine rápidamente". El viaje desde la ciudad de Adana hasta Santiago duró, con escalas en Estambul y París, 24 horas. Antes, casi un problema: "Vivimos en un edificio del club y las jugadoras estamos en los pisos de arriba. Cuando bajaba con mi maleta, me encontré con casi todos los dirigentes y mi agente turco. El me dijo que estaba todo bien y que viajara", cuenta la jugadora.

Lo hecho por Morrison es destacado por González. "Ella decide venir sin siquiera tener permiso de su club. Por jugar por Chile vino, y eso la engrandece como persona y deportista al mismo nivel. Nadie valorará nunca lo que ha hecho para estar aquí. Ha puesto incluso en juego su carrera profesional en Europa", comenta el técnico español.

Pura juventud

La travesía de Ziomara se suma a otro hecho destacado por el entrenador: "Mis jugadoras tienen menos de 19 años y no puedo más que agradecer que las niñas hayan pasado todo su verano entrenando, trabajando cinco horas diarias, mañana y tarde. Es admirable y habla maravillosamente bien de ellas".

Con ellas y el aporte de Morrison ya se piensa en objetivos altos. "Con el equipo peleábamos una medalla, pero con Ziomara pensamos ahora en el oro", dice González, mientras que Morrison apunta a algo similar, aunque para ella "jugar es lo que importa".