Mientras la diplomacia mundial debate la posible aprobación de una zona de exclusión aérea en Libia para poner fin a los ataques lanzados por la aviación del régimen libio de Muammar Gaddafi contra los rebeldes, la historia recuerda que hace 25 años se produjo otra intervención militar en el espacio aéreo del país norteafricano.

La noche del 15 de abril de 1986, aviones de combate estadounidenses bombardearon las ciudades de Trípoli y Bengasi, en respuesta al atentado registrado tan sólo diez días antes en una discoteca de Berlín Oeste.

El presidente Ronald Reagan aseguró que el ataque en Berlín, en el que murieron tres soldados estadounidenses y 200 personas resultaron heridas, había sido dirigido por Muammar Gaddafi. A continuación, decidió lanzar una contraofensiva.

El ataque de represalia, que tuvo media hora de duración, fue ejecutado por 18 F-111 y 15 Intruders, según los registros del Pentágono. El objetivo fueron barracas militares, puertos y secciones militares del aeropuerto de Trípoli.

En Bengasi también se lanzaron ataques contra barracas y una base aérea.

La ofensiva causó entre 60 y 100 muertes, según los reportes occidentales de ese momento. Además, resultaron dañados los edificios de las embajadas de Francia y de Suiza.

En un primer momento, los medios estadounidenses supusieron que Gaddafi había muerto en el ataque, pero el líder se encontraba a salvo en su residencia. En cambio, una hija adoptiva de Gaddafi que en ese momento tenía un año tres meses murió, y tanto su mujer como numerosos niños resultaron heridos.

En noviembre del mismo año, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró que el ataque estadounidense violaba la Carta de la ONU y el derecho internacional.

En 2001, una corte sentenció a un empleado del servicio secreto de Libia a prisión perpetua por su papel en el atentado a la discoteca La Belle. En 2004, el régimen de Gaddafi y un grupo de abogados alemanes acordaron una indemnización de 28,4 millones de euros para las víctimas del bombardeo.

Estados Unidos y Libia, por su parte, acordaron el pago de otras indemnizaciones, tanto por el bombardeo como por el posterior ataque estadounidense. Poco después, ambos países iniciaron negociaciones sobre la exportación de petróleo.