El registro era sorprendente, y como se ha dicho hasta el cansancio, más alucinante aún si se considera que se llevaba a los 36 años en una temporada de regreso de lesiones.

Roger Federer (3º) aterrizaba a su 45º final de Masters 1000 invicto este año en grandes torneos. Veintinueve victorias y cuatro títulos (Australia, Indian Wells, Miami y Wimbledon). Hasta que la frescura del jóven alemán Alexander Zverev (8º) lo superó.

En Montreal, el alemán estuvo certero con su servicio y muy preciso para definir en posición de ataque ante un Federer que no opuso demasiada resistencia y estuvo errático, evidenciando mucha menor movilidad que en otras presentaciones.

Zverev quebró en el cuarto juego del primer set y con sólo media hora transcurrida, ya tenía el primer set en el bolsillo. En la segunda manga, Sascha siguió entregando pocas oportunidades con su servicio, buscó el quiebre que llegó en el séptimo game, y no le tembló la mano para abrochar un compromiso dominado por los puntos cortos.

Una hora y nueve minutos le bastaron al mejor tenista de la NextGen para ganarle al suizo. Un 6-3 y 6-4 cerró el marcador, que le otorgó su segundo torneo de la categoría, sumado al recén pasado en Roma, donde bajó a Djokovic.

Brazos en alto y puños apretados del nacido en Hamburgo, quien le preguntó a Federer cuando se felicitaron en la red, si había tenido molestias físicas: "La espalda. No, no hay problema. No hablemos de aquello". Luego, en conferencia de prensa, admitió que sentía menores dolores, pero no quiso profundizar en el tema para no restarle méritos al campeón. Fiel a su estilo. Por lo pronto anoche viajó a Cincinnati (Masters 1000 que comienza hoy), uno de sus torneos favoritos y que ha ganado siete veces, y admitió que su presencia en la última gran parada antes del último major del año está en duda: "Quiero estar en el mejor estado posible para competir en el US Open". La lucha por el número uno también es tema importante. "Terminar el año como número 1 del mundo no tiene el mismo valor que alcanzar el número 1 antes de llegar a Nueva York. Lo más bonito es irte de vacaciones estando en lo más alto", señaló.

"Quizás algún día me puedas contar qué se siente ganar en Montreal. Yo no lo sé". Con humor, Roger se lo decía en la ceremonia de premiación a su verdugo. Si bien el mejor de todos los tiempos conserva dos títulos de Canadá, estos los obtuvo en 2004 y 2006, años pares en que la cita se disputó en Toronto. Ganar en la ciudad francófona ya tendría que ser en 2019, con 38 años años. Aunque con Federer nunca se sabe.

Es primera vez en casi 10 años, que campeonatos ex Súper Nueve quedan consecutivamente en manos de un tenista fuera del famoso Big Four. El último había sido David Nalbandian en 2007, cuando ganó Madrid y París -Bercy. Esta vez, ambas coronas con Zverev, quien se perfila en un futuro no tan lejano como futuro dominador del circuito. y quien está cambiando -un poco- el panorama que el tenis viene ofreciendo hace un buen rato.