50 años de la Unctad

SEÑOR DIRECTOR
El domingo 3 de abril se celebraron 50 años de la inauguración del edificio que conocimos como la Unctad. No recuerdo en la historia de este país, que se haya celebrado la construcción de un edificio. Se celebran efemérides patrias, religiosas o próceres, pero nunca un edificio, por muy ilustre que hayan sido sus orígenes y su presente.
La Unctad, hoy bautizado como GAM, quedó marcada en la historia de Chile como una epopeya del trabajo colectivo entre autoridades de gobierno, profesionales, obreros, empresarios de la construcción, artistas y artesanos chilenos. Fueron levantados 40 mil metros cuadrados en el lapso de nueve meses, asombrando a los santiaguinos que circulaban diariamente por la Alameda, y que constataban con sus propios ojos el veloz avance de las obras, ejecutadas con una tecnología artesanal, si comparamos con los tiempos actuales.
El acto en el GAM fue de una emotividad imposible de trasmitir. Fuimos invitados los cuatro protagonistas principales de la obra que aún estamos con vida: Hugo Gaggero, Eduardo Martínez Bonati, Irma Cáceres de Almeyda y yo. ¿Quién puede explicar hoy día la vigencia de semejante muestra de tan auténtica y sincera amistad? Yo, personalmente no pude resistir las lágrimas, cuando vi a nuestra maravillosa Irma sentada en silla de ruedas, tras 20 años que no nos habíamos encontrado.
Fue una celebración cargada de una emotividad tan sincera, inolvidable, con una organización impecable del GAM, bajo la conducción de Felipe Mella; con lluvia de abrazos, saludos y lagrimeos de no pocas y pocos.
Miguel Lawner
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