Acercando la ciudad de las antípodas
Por Pablo Allard, decano Facultad de Arquitectura UDD
Lamentablemente la ciudad no ha sido prioridad en esta elección ni ha sido tema en los debates, pese a que casi el 90% de los chilenos vivimos en ciudades y que la mayoría de las demandas sociales se resuelven en el territorio.
Pese a lo anterior y las claras diferencias ideológicas entre Boric y Kast, paradojalmente en sus programas el diagnóstico es compartido, y coincide con la Política Nacional de Desarrollo Urbano y el reciente Diálogo por la Ciudad y la Vivienda impulsado por el Minvu: Nuestras ciudades son segregadas, las oportunidades que ofrecen no están igualmente al alcance de todos, con falta de equipamiento, áreas verdes, subcentros de comercio y servicios en barrios periféricos; con transporte deficiente, una crisis creciente de acceso a vivienda y hacinamiento con un déficit que se acerca a las 700 mil viviendas de las que 80 mil son familias que viven en campamentos.
Además del diagnóstico, ambos programas coinciden en que Chile puede enfrentar ese déficit con un shock de oferta de vivienda en propiedad o arriendo con financiamiento estatal, potenciar el Banco de Suelos Públicos, y fortalecer los barrios con equipamiento. La gran diferencia está en cuáles serán los roles del Estado y el sector privado en cómo implementar estas medidas en cuatro años.
Boric propone fortalecer al estado como inmobiliaria recreando la Corvi y Cormu por medio de la Corporación Regional para la Vivienda y el Territorio, Corevit; una Empresa Pública Autónoma Comercializadora de Materias de Construcción y una Empresa Pública Autónoma de Industrialización de Vivienda Sustentable. La pregunta es si este Estado con esteroides tendrá la capacidad de entregar las 65 mil viviendas al año que propone el programa, y ver si mantiene la idea de no desalojar tomas en terrenos privados dejando a miles de pobladores en zonas de riesgo o a merced de loteadores piratas.
En cuanto a Kast, también ataca el déficit habitacional, pero de la mano de la colaboración público-privada, disponiendo de suelo fiscal para proveer vivienda pública para la renta en concesiones, dar más libertad de elegir a los beneficiarios de subsidios y pone el foco en las ciudades regionales. Pese a las críticas que se le han hecho en la agenda ambiental, es el único que habla de promover ciudades resilientes, y prioriza la accesibilidad universal y ciudades más amables con los adultos mayores.
Ambos programas tienen nobles objetivos, pero se quedan cortos en el detalle de su implementación. Como dijo mi profesor Jerold Kayden: Planificar es humano, implementar es divino.
En este sentido, tanto las propuestas de Provoste como Sichel eran mucho más realistas y al detalle, por lo que, así como las antípodas están saliendo a buscar votos al centro, no sería mala idea que integren ideas de los que ya no siguen en carrera.