Aislamiento con sentido
Al igual que en el caso de los movimientos sociales del 18/O, la crisis sanitaria del Covid-19 tiene a los chilenos inundados de exceso de información, generando temor, confusión y desinformación en la población sobre los efectos y alcances de esta pandemia. No solo exceso de información, sino que también exceso de protagonismo de algunos políticos y alcaldes, y la aparición de miles de infectólogos de wikipedia (o de “pacotilla”, como habría dicho mi padre) que opinan en las redes sociales. Súbitamente se titularon 18 millones de médicos especialistas y científicos avezados que hacen recomendaciones a diestra y siniestra. Lamentablemente, esto no es fútbol, aunque todos nos vistamos con la roja. Esto es mucho más serio y nos jugamos bastante más que un simple partido.
Aun así, la trágica aparición del coravirus parece haber dejado atrás el virus de la violencia que hemos vivido en el país durante los últimos cinco meses, para dar cabida a medidas tan drásticas para nuestro diario quehacer como el aislamiento social y el retiro monacal. Pasamos rápidamente de un ambiente de tensión y presión política -promovido y tolerado por ciertos sectores revoltosillos- a un ambiente de temor y pánico -facilitado por la inmediatez de las redes sociales-. “El miedo se propaga el doble de velocidad que cualquier virus”, nos recuerda Dan Brown, célebre escritor estadounidense. Pero aún en este clima de incertidumbre, hay buenas noticias. ¡Y no me refiero solo a la postergación del referéndum constitucional!, que, dicho sea de paso, servirá para vacunarnos del virus constitucional que afecta al 3% más “popular” del país.
Pero también esta crisis nos presenta oportunidades. Una de ella es vivir este aislamiento con sentido, lo que implica hacer de este retiro un periodo de reflexión personal y de reconexión con los valores, lugares y personas que más apreciamos. Es el momento de hacer un repaso sobre lo que ha sido nuestra vida personal, familiar y laboral. Seguramente, a muchos les dará miedo hacer este ejercicio, pero detener la vida frenética que llevamos diariamente y parar la pelota por un tiempo para reflexionar es un regalo precioso. También es una oportunidad para re-conocernos entre los chilenos, incluso entre adversarios. El 18/O se nos presentó como un espejo trizado en mil pedazos, que nos impidió vernos como hermanos o compatriotas. Hoy, en cambio, se nos abre una puerta por la cual podemos salir todos juntos de la crisis.
Por último, tenemos una oportunidad para redescubrir el patriotismo, que tanto hemos perdido. Un patriotismo responsable, como valor, actitud y afecto hacia el país, comunidades o grupos donde nos desenvolvemos, con personas que lo dan todo -incluso la vida- hacia los demás. Estos héroes, muchos de ellos anónimos, son los que marcan la diferencia. No son oportunistas ni mezquinos como los del 3%. Son personas comunes y corrientes que se ponen la camiseta por los chilenos. Y tú ¿qué camiseta te pondrás?
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