Apertura de fronteras

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Peter Cerdá, Vicepresidente Regional de IATA para las Américas.

La primavera está a la vuelta de la esquina y con ello también la temporada de vacaciones, marcada más que nunca por el anhelo de la mayoría de los ciudadanos de desconectar y descansar tras un largo período de encierro. Por eso, muchos ya están pensando en un viaje de vacaciones o un fin de semana, en alguna playa, ciudad o montaña, en Chile o en el extranjero.

Todo esto en un contexto marcado por el exitoso avance del proceso de vacunación, con más del 84% de la población chilena con su esquema completo y las buenas condiciones sanitarias que han permitido un progresivo desconfinamiento, que hacen pensar que este es un buen momento para la necesaria reactivación del turismo nacional e internacional.

Sin embargo, parece no serlo todavía para las autoridades. Aunque Chile ha avanzado de manera destacada y responsable en la inoculación de sus habitantes, no lo ha hecho hasta ahora en términos del levantamiento de sus restricciones fronterizas. El gobierno, que ha instado a sus ciudadanos a que se vacunen; ahora, debe tener confianza en los beneficios de las vacunas, incluida la libertad de viajar.

Sin excepción, todos los países han tenido que enfrentar el impacto de la pandemia, con incidencia en todas las actividades de nuestra sociedad, siendo la aviación y el turismo, que constituyen una de las principales fuentes de ingresos de la mayoría de las naciones, uno de los sectores más perjudicados.

Tenemos plena comprensión que, ante todo, los gobiernos han querido proteger la salud de sus ciudadanos. Sin embargo, los países han ido avanzando hacia una nueva normalidad, con la convicción de que es necesario y sobre todo posible, reactivar la economía, el turismo, y las fuentes de trabajo, de forma segura, y al mismo tiempo lograr el reencuentro de las personas en un contexto en que deberemos aprender a convivir con el Covid-19 y sus variantes, no sabemos hasta cuándo.

Cuanto más tiempo duren las restricciones, más precaria será la situación para un sector que cumple una función esencial en el desarrollo socioeconómico del país. A diferencia de otros continentes, no disponemos de ningún medio de transporte alternativo viable que pueda proporcionar la conectividad esencial, tanto para las personas como para las mercancías. Prueba de ello han sido los vuelos de carga, que han sido un salvavida para traer vacunas y suministros esenciales para luchar contra la pandemia.

Desde el inicio de esta crisis sanitaria hemos trabajado con otras asociaciones, partes interesadas y gobiernos a lo largo de toda la cadena de valor, para elaborar medidas estandarizadas y protocolos que han permitido un reinicio coordinado y sobre todo seguro.

No existen motivos para mantener las normativas actuales. Por eso es muy necesario que el Gobierno presente lo antes posible una hoja de ruta clara y definida, que establezca plazos específicos para una apertura, por lo menos para los vacunados, tal como ya han hecho otros países, como Uruguay y Canadá, ambos con una alta vacunación y que están abriendo sus fronteras, con miras a la próxima temporada turística. Un anuncio auspicioso que muchos chilenos siguen esperando, ya que como hemos dicho en reiteradas ocasiones, tanto operadores como usuarios necesitamos previsibilidad y tiempos concretos para programarnos.

El sector turístico tiene la imperiosa necesidad de reactivarse, no existe turismo sin transporte aéreo y viceversa. El país necesita rutas aéreas fuertes y las personas necesitan poder hacer uso libremente de un servicio esencial de transporte aéreo.

Los negocios, desde los más pequeños a los más grandes a lo largo y ancho del país, no pueden volver a perder otra temporada de verano. El turismo interno no basta para reactivar el sector, por eso es importante gestionar la apertura de fronteras internacionales, para que puedan llegar turistas extranjeros a Concepción o Antofagasta o aquellas terminales habilitadas. No se pueden seguir perdiendo empleos, hay muchas comunidades que necesitan que vuelvan sus visitantes.

Tampoco se puede seguir perdiendo conectividad aérea y sobre todo no se pueden seguir poniendo trabas o medidas que excedan lo realmente necesario para preservar la seguridad de todos. Solo una aviación activa y competitiva, podrá aportar en el desarrollo social y económico de todos los chilenos.