Aprendizajes de la licitación del espectro radioeléctrico



Por Juan Escobar, Rafael Epstein, José Correa, Natalie Epstein y Yerko Montenegro, Ingeniería Industrial, Universidad de Chile

Este 2021 podremos ocupar los celulares y otros dispositivos con tecnología 5G porque en febrero la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) realizó la licitación del espectro radioeléctrico necesario para el desarrollo de esta nueva tecnología.

En los últimos 20 años, los países desarrollados han usado las subastas como el principal mecanismo para asignar este espectro, incentivando no solo la innovación y la competencia, sino que también mayor transparencia y generación de recursos fiscales.

En Chile, históricamente, el espectro había sido asignado mediante procesos técnicos y de licitación poco competitivos, por lo que la recaudación era baja y posiblemente no eficiente en términos sociales. Una situación que, en parte, se debe a la normativa chilena que deja poco margen para hacer licitaciones públicas más complejas.

Para revertir esta situación, el último proceso de licitación llevado a cabo por la Subtel, con el apoyo de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile, realizó tres licitaciones independientes: un bloque en la banda 700 MHz, un bloque en la banda AWS y 15 bloques en la banda 3.5 GHz. Cada licitación fue del tipo “primer precio sobre cerrado” y en la tercera licitación (banda 3.5 GHz) se permitieron ofertas por “paquetes” de bloques, lo que se conoce como “licitación combinatorial”. En este proceso licitatorio participaron cinco empresas de las cuales tres se adjudicaron espectro.

Los resultados muestran que se cumplieron todos los objetivos que el regulador se propuso. El Estado recaudó más de 450 millones de dólares, lo que es seis veces la suma de todo lo recaudado por asignar espectro en la historia de Chile, en un proceso competitivo y participativo.

El éxito del proceso se logró gracias a un buen diseño técnico, jurídico y económico de la licitación. Destacamos que la elección del tamaño de los bloques de espectro licitados fue clave desde el punto de vista técnico. Se licitó utilizando el mecanismo conocido como “sobre cerrado primer precio”, que tiene la virtud de estar validado por la sociedad, además de dificultar una eventual colusión de los oferentes; ambos aspectos de vital importancia cuando el Estado licita un bien público y estratégico por 30 años. Por último, al permitir ofertas “combinatoriales” para adjudicar los 15 bloques en la banda 3.5 GHz, se pudo maximizar la recaudación y dar, al mismo tiempo, más certeza a las empresas para confeccionar sus ofertas.

Este proceso licitatorio deja enseñanzas que nos permitirán seguir mejorando en el futuro como sociedad. La Ley de Telecomunicaciones debería evolucionar para incorporar los cambios tecnológicos propios de esta industria, por ejemplo, asimilar la duración de las concesiones a la de los países desarrollados. Asimismo, la ley debería permitir mecanismos de licitación más flexibles para que el regulador pueda reflejar adecuadamente los objetivos de política pública y así poder desarrollar de mejor forma una industria estratégica para los tiempos actuales, con empresas que presentan altos niveles de inversión e innovación.