Aprobar para implementar

SEÑOR DIRECTOR:
Una Constitución es algo así como una obra que debe ser revestida y trabajada en sus detalles para ser habitable. Si bien la Convención Constitucional terminó su trabajo y entregó el texto que será sometido al apruebo o rechazo de la ciudadanía, aún dista de estar terminado. La real fisonomía del nuevo orden constitucional se conocerá cuando los poderes constituidos le den vida a esta nueva idea de derecho: la implementación de leyes.
A priori, el texto definitivo ordena la dictación de más de 150 leyes en materias necesarias y urgentes como el estado de excepción, escaños reservados, sistema de justicia, elecciones, etc. Esto podría catalogarse como uno de los trabajos más importantes del último tiempo para el Congreso Nacional en temas de legislación.
Una tarea tan titánica como bonita, que con el texto vigente se vuelve imposible de realizar debido a leyes implementadas -por parte de autoridades dictatoriales- con cerrojos para no ser modificadas por los estamentos democráticos.
Hoy el panorama es otro: el nuevo texto abre espacio a la política, al debate democrático y a la construcción de consensos en el foro por excelencia del debate cívico y republicano: el Congreso. Aprobar para implementar es el valor del texto ofrecido. Es la apertura de un escenario de construcción común, un proceso de democracia continua para darnos el ordenamiento constitucional que nos merecemos.
Como miembro del poder legislativo, acepto orgulloso el trabajo que nos ha encomendado la Convención. Aprobar el próximo 4 de septiembre no es una meta, sino el punto de partida.
Tomás de Rementería
Diputado
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