
Aranceles, ¿la palabra más linda del diccionario?
Debemos poner el énfasis en la adopción de aquellas medidas de política interna necesarias para aumentar nuestra capacidad de competir en mercados internacionales en recesión.

Hace un poco más de una semana el Presidente de EE.UU. Donald Trump anunció unilateralmente un conjunto de aranceles proteccionistas que generaron caos en los mercados. Los objetivos de la nueva política arancelaria serían múltiples, entre ellos -en lo económico- la reindustrialización de EE.UU. y el cierre de su supuestamente insostenible déficit en la balanza comercial.
La implementación de las medidas comentadas ha sido confusa y su anuncio se ha caracterizado por un proceso de pone y quita. La más reciente etapa ha sido una pausa de 90 días en la implementación de lo anunciado solo una semana atrás, para permitir que los países que así lo deseen, puedan negociar el nivel de los aranceles que los afectarán más allá del arancel mínimo -proteccionista- de un 10 por ciento.
En lo esencial, el problema de la balanza comercial deficitaria tiene muy poco que ver con el nivel de los aranceles y se origina en el exceso de gasto, es decir, en una inversión que supera a los ahorros nacionales. Este exceso de gasto ha sido sostenible porque el dólar ha sido -por lejos- el principal activo financiero de reserva.
Es más, del proteccionismo implícito en la política comercial anunciada por Donald Trump solamente cabe esperar efectos económicos negativos, tanto para los EE.UU. como para el resto del mundo. En América Latina lo experimentamos en carne propia en la época de la industrialización por sustitución de importaciones del siglo pasado, que terminó con una región caracterizada por un crecimiento bajo, significativos déficits de balanza comercial y altas inflaciones.
Cabe recordar que después de la Segunda Guerra Mundial EE.UU. se transformó en el líder de un proceso de liberalización del comercio internacional, que ha generado un nivel de prosperidad universal sin precedentes, sacando a miles de millones de personas de la pobreza, al mismo tiempo que transformó a la economía de los EE.UU. en la más poderosa. Corremos ahora el riesgo de que ese proceso de globalización se revierta, producto de un mal diagnóstico de las medidas de política económica necesarias para acelerar el crecimiento de los EE.UU.
¿Qué debe hacer Chile frente al actual escenario económico internacional?
El país será afectado indirectamente y con un importante retardo por los efectos sobre el crecimiento económico mundial de las medidas propuestas por Donald Trump. Si bien Chile debe tratar de negociar posibles condiciones especiales para el acceso de nuestros productos al mercado americano, como país con poco poder de negociación y dependencia del comercio internacional, debemos poner el énfasis en la adopción de aquellas medidas de política interna necesarias para aumentar nuestra capacidad de competir en mercados internacionales en recesión y por ende, mermados en tamaño.
Por Rolf Lüders, economista
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