Baja de la natalidad: un gran desafío

SEÑOR DIRECTOR:

El informe del INE sobre la diferencia entre nacidos y fallecidos en Chile en 2024 es un golpe demoledor para el sueño de un “futuro esplendor” en nuestro país. Los registros administrativos de los nacimientos fueron solo ligeramente mayores que los de fallecidos; si agregamos el saldo neto de inmigrantes tenemos el crecimiento de la población.

No parece que hayamos tomado en toda su profundidad este hecho. La evidencia que nuestra población no crece y comenzará a disminuir significa menor bienestar a corto plazo.

A diferencia de otras tendencias, los cambios demográficos son muy difíciles de revertir, a lo más se pueden atenuar, como la tasa de natalidad. Lo que se logra es suavizar la relación entre población activa e inactiva, si se incorporan más mujeres a la fuerza de trabajo, con más salas cunas y educación inicial, y con institucionalización del cuidado de niños y viejos. También facilitando el trabajo de adultos mayores, retrasando la edad de jubilación, y con inversión para elevar la productividad. Todas son medidas caras, que requieren apoyo político y acuerdos nacionales. En varios países europeos, que presentan proyecciones alarmantes de menor población, existen experiencias; en Grecia, Italia; Polonia; entre otros.

Los datos mismos no son sorpresivos, como sí lo fue constatar la alta velocidad del cambio. Las preguntas son muchas y complejas: cómo se ajustará la educación con escuelas, que cada año reciben menos niños, y la necesaria adaptación de los colegios y la educación superior; el sistema de salud, con más viejos que jóvenes; las empresas, con necesidad de reentrenar a trabajadores de más edad.

Existe una especie de paradoja. En una circunstancia en que un alto porcentaje de la población rechaza la inmigración, resulta que más inmigrantes pueden hacer menos grave lo que enfrentamos. Cómo hacerlo es otra de las interrogantes indispensables.

Hugo Lavados Montes

Rector Universidad San Sebastián