Bamboccioni

Plebiscito 2020

El proceso del 25 de octubre otorga la oportunidad de reforzar nuestra identidad al reflexionar sobre los proyectos país que los liderazgos políticos deben proponer a la ciudadanía.



“Reduzca sus ambiciones adolescentes y encontrará la forma de sostenerse a sí mismo”, sentenció hace un par de semanas en Roma una jueza de la Corte Suprema al negar al demandante, de 35 años, la mesada que exigía a sus padres, justificado en que su trabajo part-time de profesor de música no le permitía vivir como anhelaba.

El dictamen -que revirtió al de un tribunal inferior en Toscana- generó revuelo en Italia por la prevalencia de bamboccioni -adultos bebés-: dos tercios de los adultos jóvenes viven con sus padres. Por décadas las nuevas generaciones han superado a las anteriores, pero algunos países han comenzado a quebrar el patrón, creando nuevas tensiones sociales.

En respuesta, los jóvenes han apelado a la solidaridad innata de las familias. Sin embargo, nunca se debe dar por sentada, menos exigirla, pues su desbalance se presta para abusos y hace un flaco favor al progreso individual. Por ello, la solidaridad siempre se debe enmarcar con claridad en las responsabilidades y realidades de la vida.

Apruebo - Rechazo, Chile

Tal claridad es fundamental en el debate constitucional. El proceso del 25 de octubre otorga la oportunidad de reforzar nuestra identidad al reflexionar sobre los proyectos país que los liderazgos políticos deben proponer a la ciudadanía. Sin embargo, si tales liderazgos se centran en la dicotomía Apruebo/Rechazo, arriesgamos traer más embrollos a los entuertos que nos afligen.

Otras naciones han recorrido tortuosos procesos intentando elucubrar sus anhelos. Un desprolijo manejo del proceso por parte de la clase política puede hacerlo extenso y doloroso, arriesgando incluso descarrilarse del progreso. Se requiere madurez para resolver nuestras diferencias al definir un proyecto de sociedad y formas de convivencia que nos aúnan.

Brexit, UK

Un caso icónico ha sido el Brexit. Han pasado 5 años y el Reino Unido aún sigue en un limbo de incertidumbre, originado en un plebiscito entre dos opciones poco definidas. En el intertanto, los partidos e identidades políticas se desbarataron dramáticamente.

En junio de 2016, con un 52% de apoyo, Gran Bretaña gatilló el proceso para dejar la Unión Europea. Con ello, renunció el Primer Ministro David Cameron, comenzó una ardua definición sobre qué era el Brexit que se había votado y una desgastante negociación con Bruselas, enmarcado en la evasiva búsqueda de la identidad de una nación.

Antes de la votación, la poca claridad entre ambas alternativas levantó “Leavers” y “Remainers” a través del espectro político, cruzando ideas y proyectos muy distintos. Una vez votado el Brexit, su indefinición profundizó los quiebres al interior de las coaliciones.

Tras la renuncia de Cameron, en la derecha asumió Theresa May como Primera Ministra, quien debía traer un acuerdo para la salida de la Unión Europea a pesar de haber sido una “Remainer”. Sus propuestas fueron repetidamente bloqueadas tanto por su partido como por un Parlamento dividido. La izquierda ungió a Jeremy Corbyn y sus radicales ideas, las que solo lograron exaltar más aún el debate, fracasando en su ambición de llegar al poder. Su destino quedó sellado en la elección de 2019, con apenas el 32% de los votos.

En este río revuelto, la propuesta simple y clara de Boris Johnson, un candidato no tradicional, para terminar de una vez por todas el entuerto, logró la mayor victoria para la derecha desde 1987.

Volviendo a Chile

Si nos quedamos en el Apruebo y Rechazo, sin promover verdaderos proyectos, arriesgamos hipotecar nuestro futuro. Debido a la asimetría de las alternativas es muy importante evitar centrar el debate en la identidad del voto. Pues mientras el Rechazo coquetea con el statu quo, el Apruebo se presta para propuestas tan dispares como lo son Mario Desbordes, Joaquín Lavín, Pamela Jiles y José Miguel Insulza. En esta variopinta colección es aún más importante explicitar las propuestas, de otro modo será un grupo en el que nadie sabrá para quién trabaja: habrá varios Jeremy Corbyn preparando el terreno para otros Boris Johnson.

Finalmente, es importante recordar que en este contexto es fácil caer en trampas voluntaristas. Perentorias son la sensatez y el sentido común tanto en la clase política como en el electorado. Al actual encono político le vendría bien un remezón, un llamado a la seriedad, como el de la jueza al bamboccioni italiano, pues eslóganes como la emergente Constitución Solidaria acarrean ambiciones adolescentes que pueden hacer mucho daño a Chile. El proceso constitucional requerirá una madurez suficiente para entablar compromisos basados en negociaciones bien intencionadas, para los cuales es fundamental la camaradería que tanto necesita el Chile de hoy.

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