Banalizar la violencia, una amenaza a la democracia

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SEÑOR DIRECTOR:

El intento de legitimización del dictador Pinochet por parte del consejero Luis Silva es un acto negacionista. El “negacionismo” no es solo negar las violaciones de derechos humanos, si no también minimizarlas, banalizarlas o legitimar y ensalzar la figura de los perpetradores.

Al respecto, vale recalcar que los derechos humanos no son solo normas jurídicas, tratados y documentos internacionales. Los derechos humanos son una cultura, es decir un marco ético en que las relaciones en la sociedad se conducen de acuerdo a valores que hemos acordado.

La existencia de discursos que niegan las vulneraciones a víctimas y relativizan hechos tan violentos como los ocurridos durante la dictadura en este país, niegan la condición de víctimas a las personas y también vulneran la cultura misma de derechos humanos que permite una convivencia pacífica a la que todas las personas aspiramos. En muchos casos esos discursos no están amparados por la libertad de expresión, que como todo derecho, tiene límites. Ello no implica que exista una censura previa pero sí responsabilidad de quienes emiten discursos de odio o negacionistas.

Más allá de las sanciones jurídicas, el esfuerzo debe estar en el fomento de políticas de promoción de los derechos humanos a través de la educación y la cultura. Es fundamental mantener viva la memoria e inculcar actitudes y valores acordes al marco ético de derechos humanos: la empatía, solidaridad y resolución pacífica de conflictos. A 50 años del quiebre de la democracia deben ser una prioridad para que nunca más se repita la violencia y la masacre.

Verónica del Pozo

Academica UDP

Lieta Vivaldi

Academica UAH y consejera INDH