BancoEstado, modelo de cooperación público-privada
BancoEstado es un animal extraño. Se aparta de los cánones de los bancos estatales en las economías emergentes y se lo menciona frecuentemente como un contraejemplo entre ellos. Compite en la misma liga que los bancos privados. Más aún, ha sido reconocido en varias oportunidades como el banco comercial más sólido en América Latina. En ese contexto, parece razonable preguntarse sobre cuál es la filosofía económica con la cual se aviene esta institución.
Algunos lo pueden ver como la intromisión del Estado en la actividad empresarial y en la vida económica del país. Es el argumento esgrimido cuando la institución adquirió el formato de banco comercial en 1953. La crítica entonces vino incluso desde los sindicatos bancarios que veían en la nueva entidad un competidor que podía amenazar sus fuentes de trabajo.
Desde la vereda contraria se suele escuchar argumentos que apuntan a que BancoEstado es un banco más, que opera con la misma lógica del sector privado y que aporta poco o nada al país. Se lo visualiza así como una institución alineada con los principios de una economía de libre mercado. Incluso más, algunos, quizá por falta de información, piensan que el uso de la marca BancoEstado a partir de los años dos mil, estuvo asociada con una suerte de privatización de facto de la institución.
Estas dos visiones contrapuestas tienen mucho de caricatura y están alejadas de la realidad. Y es que el camino seguido por el banco a lo largo de sus más de 160 años ha sido de equilibrio y apartado de excesos. Si tuviéramos que identificar el modelo que ha inspirado su accionar, particularmente en las últimas tres décadas, ha sido el de la cooperación público-privada. Este es un enfoque que conversa perfectamente bien con una economía de mercado, regulada para asegurar su buen funcionamiento, pero no sobre regulada para no restarle eficiencia, y abierta al mundo para maximizar sus potencialidades internas.
En ese contexto, se puede sostener que BancoEstado ha desempeñado una función complementaria a la del resto de las instituciones. Ha cerrado brechas en la prestación de servicios a nivel de los individuos, las empresas y las comunidades a lo largo del territorio nacional. Todo ello sin pretender avanzar desmedidamente en cuotas de mercado o algo parecido. También ha hecho aportes relevantes en materia de competencia y estabilidad financiera.
Por todo ello se ha constituido como un pilar de nuestro ordenamiento económico y financiero.
Pero no solo ha sido un buen banco. Ha hecho contribuciones notables en materia de inclusión financiera, a través del sistema de CuentaRut y de los programas de microemprendimiento. Ha promovido la integración territorial del país a través de su red de sucursales y de los más de 20 mil puntos de atención de Caja Vecina. También ha brindado apoyado a la inversión productiva y al desarrollo empresarial, sin complejos. Su desafío es perseverar en todo ello.
En síntesis, BancoEstado no es manifestación de un estatismo exacerbado ni tampoco de un libremercadismo extremo. Es expresión del sentido común nacional. Si no existiera habría que crearlo.
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