Columna de Gabriel Zaliasnik: Bienvenido Bob

Boric


El fallecido escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, en su cuento homónimo al título de esta columna, narra de manera aguda el paso inexorable del tiempo en un personaje que se desdobla, Bob el joven, y Roberto el adulto, un personaje que “tiene motivos para creer en lo extraordinario suyo. Creer que ha salvado muchas cosas del naufragio. Pero no es cierto”.

Recordé esta historia por su conexión alegórica entre el desgaste producido en el ser humano con el transcurso de los años y el derrumbe institucional de nuestro país. De hecho, el cuento puede ser leído como una metáfora de nuestra decadencia, agravada por la incapacidad para gobernar exhibida por una generación que hizo del activismo universitario una vocación de vida, ignorando la necesidad que, en una etapa más madura, ella se expresara en mínimas habilidades de conducción del estado.

Así, este último año hemos visto como las consignas y slogans, los Instagram lives, el uso compulsivo de redes sociales y en general la inmediatez y fugacidad de éstas, no pudieron disimular la incompetencia de quienes hoy nos gobiernan. La imagen del Presidente de vacaciones entremezclándose con pasajeros en un avión comercial o haciendo compras en un supermercado mientras el sur de Chile ardía, resulta no solo perturbadora, sino nuevamente contradictoria con sus propios tuits en catástrofes anteriores. Son precisamente estos mensajes los que han envejecido mal, al igual que quienes los suscribían, revelando el naufragio moral con el paso de los años.

La larga lista de errores refleja un problema sistémico que se expresa en todos los ámbitos del quehacer gubernamental. Gobernar requiere destrezas con las que no cuentan los cuadros de Apruebo Dignidad. Por ello, primero a regañadientes, y ahora con desesperación, acuden a las despreciadas filas de la ex Concertación, hoy “socialismo democrático”, nombre que acentúa el poco compromiso democrático de la extrema izquierda.

De allí que el renovado proceso constituyente sirve como cortafuegos para alejar la atención de los problemas cotidianos, sean económicos, de seguridad pública y/o delincuencia, que acrecientan el desplome de la coalición gobernante. En este sentido la disputa por conformar una o dos listas -una de ellas la lista del indulto como la denominó el exsenador Girardi- muestra hasta qué punto la paulatina descomposición de los cimientos del novel Frente Amplio impidió dar paso a un adulto Apruebo Dignidad. La supuesta superioridad moral esgrimida ha sido una consigna más que no resistió la prueba del tiempo.

Parafraseando a Onetti, “todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres (…..); el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo”, fue insuficiente.

Por Gabriel Zaliasnik, profesor de Derecho Penal, Facultad de Derecho U. de Chile