Borrar con el codo lo escrito con la mano

Casi siete millones de pasajeros tuvo la red de Metro la semana pasada.


Por Paulina Vodanovic, presidenta de Horizonte Ciudadano

Nuevamente líderes mundiales. Siendo el país con más vacunados en corto tiempo, tenemos una velocidad de contagio y número alarmante de casos. La autocomplacencia en el proceso de adquisición y distribución de vacunas puede explicarlo, en parte. La falta de verdadera comunicación de los riesgos y las señales contradictorias, en otro aspecto.

Mensajes equívocos y contradictorios. Todos debemos cuidarnos. Con casinos y cines abiertos. Con un polémico retorno a clases centrado en la descalificación de la autoridad a los profesores, y no en el aspecto sanitario. Sin ampliar cobertura ni monto en ayudas económicas en forma oportuna. Es tarde para tomar medidas restrictivas; la cuarentena era inevitable en este escenario. Y ello era previsible, eso es lo peor.

El 2020 fue al año de la pandemia, desconocida, ensayo y error fueron parte de nuestras vidas. En 2021 era necesario revisar aquello, con criterio crítico, y actuar en consecuencia, aplicando cambios derivados de esas lecciones. Entonces, no es casual lo que ocurre. Afecta no haber considerado los factores estructurales en lo socioeconómico y sanitario para tomar decisiones tempranas más estrictas.

Ya el 28 de febrero figuraba Chile con un exceso de mortalidad de 28% comparada con los años previos. Dicho índice compara el número de muertes semanales o mensuales de 2020-2021 con el mismo periodo 2015-2019. Marcamos otro triste récord: el tercer país con mayor exceso de mortalidad de los 77 publicados por World Data, mucho más alta que Estados Unidos, Reino Unido o España, sólo superado por Brasil y Ecuador.

No se tomaron en cuenta los factores estructurales, como por ejemplo el hacinamiento en los hogares, la sobrecarga del transporte público o la alta densidad poblacional en varias comunas de la Región Metropolitana; la alta prevalencia de obesidad, hipertensión y diabetes, enfermedades crónicas cuyo control durante el año no fue adecuado.

Y lo que constituye el colmo de todo: la dictación de la resolución Ord. B10 N° 1047 de 19 de marzo pasado de la Subsecretaria de Salud, que debilita el sistema de seguridad social chileno. Queda entregado a la voluntad de las partes –empleador y trabajador- en caso de ser considerado contacto estrecho o derechamente diagnosticado positivo de Covid, hacer el reposo y solicitar la licencia médica respectiva. Se privilegia el funcionamiento de la empresa, por sobre el derecho a la salud.

Por esencia, el derecho del trabajo supone la desigualdad de las partes y tiene un carácter protector. Poner a trabajador y empleador en la misma situación, en que “acuerden” seguir trabajando mientras se está enfermo, es atentatorio de los derechos de los trabajadores. En la mayor parte de los casos, el empleado no está en posición de negociar con su jefe.

Políticas económicas tardías e insuficientes, decisiones sanitarias y comunicacionales erráticas y el corolario: elija usted hacer el reposo y pedir licencia médica, o “si su salud se lo permite” siga trabajando. Se borra con el codo lo que se escribió con la mano.

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