Centroderecha: política o economicismo

Bancadas UDI Y RN


Por Hugo Herrera, profesor titular de Derecho UDP

Varios venimos bregando hace años porque la centroderecha renueve su pensamiento. Planteamientos centrales han sido: 1. La política debe buscar el despliegue de los aspectos fundamentales de todos y cada uno de los miembros del pueblo. 2. Ella ha de articular responsablemente las pulsiones y anhelos populares en instituciones que favorezcan el despliegue nacional. 3. Para alcanzar una comprensión política pertinente, la derecha debe apartarse del economicismo y del contubernio entre dinero y política.

Dos diputados, un senador, una columnista de LyD y algunos lectores han sugerido: que mi crítica al economicismo importaría negar el pluralismo ideológico del sector y sus contribuciones en materia económica. Quien se haya enterado de lo que he escrito, podrá constatar que no leyeron, no entendieron o tergiversan.

He reivindicado -justificada y reiteradamente- las tradiciones de la centroderecha: liberal-laica, nacional-popular, liberal-cristiana, socialcristiana. Y mi posición se discierne de raíz de un desconocimiento de las contribuciones del sector en la economía.

En cambio, mi crítica apunta al economicismo: a la reducción de la política a la economía, según la idea (de Friedman) de que el orden económico neoliberal es la base de un orden político adecuado. Si la economía debe ser asunto de una política responsable, el economicismo pervierte la política. En él, la política ya no puede dirigirse eminentemente al despliegue de todos los aspectos de los miembros de un pueblo, su faceta individual y comunitaria. Si el fin de la política es el aseguramiento de la maximización de utilidades individuales, la “solidaridad” deviene palabra hueca.

He criticado, además, el contubernio de dinero y política, del cual es presa parte del bando economicista. El expediente incluye: la condena penal a Jovino Novoa y el financiamiento oscuro de un ente sospechoso de tráfico de influencias, LyD.

Es de eso: economicismo y defensa de intereses oscuros, que debe apartarse la centroderecha. Por honestidad. Pero además porque el entramado impide que florezca decisivamente una comprensión política a la altura de la época presente.

Ese entramado incapacita, al bando extremo, para entender la situación y la necesidad de darle salida política: pone cortapisas a quienes buscan el diálogo y los acuerdos; declaró “populismo” la creación de un fondo para enfrentar la pandemia; retarda la impulsión política del gobierno, a la zaga el 15 de noviembre y, ahora, en la presentación de un proyecto pertinente de reforma a las pensiones (el que es, en verdad, la base de la crisis del 10%).

Una centroderecha dotada de un pensamiento político y económico renovado, liberada del entramado de economicismo e intereses opacos, se hace, en la crisis, cuando el sistema político entero se halla en cuestión y son menester reformas estructurales, asunto urgente.