Certezas e interrogantes
Por Álvaro Pezoa, ingeniero comercial y doctor en Filosofía
El domingo quedaron despejadas algunas incógnitas: quiénes serán los candidatos presidenciales de Chile Vamos y Apruebo Dignidad. Con todo, la puesta en escena final de la confrontación electoral parece no estar todavía definida. Primero, porque puede ser que dicha contienda convoque a más votantes que las últimas presidenciales (entre 6 y 7 millones, aproximadamente).
El ambiente general del país está revuelto, hecho que puede movilizar a la ciudadanía a expresarse en mayor número en noviembre próximo comparativamente con ocasiones similares anteriores. La composición de tendencias entre esos eventuales sufragantes adicionales podría resultar determinante. Seguidamente, porque muy posiblemente Provoste se decidirá a ser la abanderada de Unidad Constituyente. Es verdad que a la senadora DC se le redujo el espacio político con lo ocurrido el fin de semana (le era más favorable la dupla Lavín-Jadue), pero aún puede representar a un sector importante del espectro de la ex Concertación que, además, requiere urgentemente reforzar su identidad, poder e influencia. Entretanto, en la izquierda radical se ha despertado el apetito a la Lista del Pueblo (Sharp incluido), para ir por los sufragios que obtuvo en la pasada disputa por cupos a convencionales constituyentes más algunos huérfanos de Jadue. Por último, hay que considerar que en el bloque oficialista se eligió llevar de abanderado a Sichel, un candidato que nunca ha sido de sus filas, sino de centroizquierda (DC y Ciudadanos), hecho que genera un terreno propicio para un amplio crecimiento de la candidatura de José Antonio Kast (Partido Republicano) que, dentro del cuadro esbozado, sería el único representante nítidamente de derecha.
La reciente justa en las urnas ayudó a delinear solo parcialmente el puzzle político electoral. Hay certezas, también cruciales interrogantes. Queda todavía un mes para inscribir candidaturas y varias decisiones relevantes por conocer. Estas últimas pueden reconfigurar de forma importante el panorama actual. Desde luego, especialmente si se decantan positivamente las alternativas que se mencionan, es prácticamente seguro que habrá segunda vuelta presidencial. Situación que ofrece la posibilidad a la ciudadanía de votar en noviembre por convicciones y preferencias más que “estratégicamente”. Y, de paso, marcar en los votos para diputados y senadores aquellos nombres que piensa se asocian mejor con el candidato a Presidente de su gusto. Sería saludable para Chile que las distintas corrientes de ideas sean equitativamente representadas -según el parecer de la población- en la primera ronda para Primer Mandatario y, concordantemente, en las parlamentarias.
Es de esperar, por lo tanto, que el denominado “voto útil” quede únicamente reservado para el balotaje conclusivo.
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