Certezas y titubeos
Por Jorge Burgos, abogado
Tanto la derecha como la izquierda, luego de las impecables y participativas primarias del domingo pasado, incorporaron certezas de cara a la elección presidencial de noviembre próximo.
Para la coalición oficialista, la figura de Sichel representa un nuevo aire luego de los deficientes resultados que había obtenido en las elecciones de convencionales y de gobernadores regionales, y tampoco muy estimulantes en la elección municipal. Además, la deficiente y accidentada gestión del Presidente Piñera, reflejada en su prolongada desaprobación en las encuestas, ha conspirado también contra la posibilidad de que la coalición consiga otra oportunidad de gobernar. En tal cuadro, que haya surgido una figura nueva, que no viene del tronco de la derecha y que tiene mayor posibilidad de captar un respaldo en el electorado de centro, es casi un regalo para Chile Vamos. Sichel tiene una chance real de disputar la Presidencia. Todo dependerá de la forma en que despliegue su campaña, de la capacidad de ofrecer cambio y continuidad, y ciertamente, de que demuestre que está capacitado para ejercer el cargo.
Por su parte, la impresionante votación obtenida por Gabriel Boric fue celebrada por amplios sectores porque significó, en primer lugar, sacar de la competencia al candidato comunista. Este hecho provocó un mayoritario sentimiento de alivio. Una buena campaña distinguiéndose con nitidez de su rival en cuestiones tan trascendentales como la valoración universal del respeto a los derechos humanos y la cautela sin condiciones a la libertad de expresión ayudaron, sin duda, en su notable votación.
En los titubeos de la centroizquierda, la demorada decisión -por causas más bien imputables a los partidos -de Yasna Provoste de entrar formalmente a la competencia presidencial abre un cauce de participación a los sectores de centroizquierda que se han sentido huérfanos hasta hoy. En el nuevo escenario que se presenta, Provoste puede ser una alternativa para no poca gente que se siente distante tanto de la derecha gobernante como de la izquierda radical. En un cuadro de extremo desorden en el PS, donde parece haber crecido la corriente partidaria de adherir a Boric, la senadora tiene posibilidades de ser la opción, siempre y cuando ella se convenza de que su mensaje debe corresponderse con una orientación que la distinga con claridad de las alternativas de derechas e izquierdas. Si no adapta su discurso al contexto de la campaña e insiste en mostrarse tan izquierdista como cualquiera, su irradiación será limitada. La actual sobrepoblación de izquierdistas es un dato electoral insoslayable.
Quizás el PR vuelva a acercarse a la DC, también una parte del PPD e incluso sectores socialistas que recelan del Frente Amplio. O sea, Provoste tiene un espacio que, si lo aprovecha bien (apoyándose, por ejemplo, en los economistas de primera línea que son cercanos al mundo de centro progresista) puede dar un soporte programático sólido a su postulación y convertirse en una candidata competitiva.
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