Opinión

Chile es largo, ancho, azul y profundo

Vista de las dunas de Santo Domingo. Foto: Costa Central Chile

Por Juan Carlos Castilla, Premio Nacional de Ciencias Aplicadas y Tecnológicas, 2010. Profesor Emérito P. Universidad Católica de Chile

Si se preguntara: ¿Cuál es la superficie total de Chile, sin incluir la proyección chilena en la Antártica? ¿Qué se respondería? Mi conjetura es que la gran mayoría de chilenos no conocería la respuesta. Quizás algunos pocos dirían: algo así como unos 750 mil kilómetros cuadrados. Pero estarían e un error. Si bien es correcto que la cifra indicada es cercana a la superficie terrestre total de Chile continental e islas oceánicas, la total es muchísimo más que eso. Chile no es largo y angosto: contando la amplia superficie marina, tanto aquella con plena soberanía de las primeras 12 millas marinas, como la de la zona económica exclusiva, además de la columna de agua, lecho y subsuelo marino, ¡la superficie total de Chile es de aproximadamente 3,6 millones de kilómetros cuadrados! En estos términos, Chile es casi 80% mar; es un país largo, ancho, azul y profundo.

Desde hace años hemos impulsado entre los escolares y la ciudadanía la máxima noción de que “Chile es mar” y que debemos empezar a utilizar la representación mental o concepto significado de maritorio, en lugar de solo mar o territorio marítimo, para distinguirlo del territorio terrestre e integrarlo a nuestro vocabulario y a la legislación. A pesar de que en general los chilenos carecemos de una cultura marítima, ésta sí existe en algunos de nuestros pueblos originarios (ver columna en La TerceraEl maritorio en la nueva Constitución” de 09-02- 2022), y a ello yo agregaría que también existe entre algunas de nuestras comunidades costeras, como entre los miles de pescadores artesanales, las recolectoras y recolectores de orilla de mar y muy especialmente entre los chilotes; donde antiguas tradiciones mitológicas mapuches conectan el maritorio con actos de fe y creencias originarias: deslumbra el cielo con la luna llena, la Pincoya danza en los roqueríos costeros de Ancud y mira hacia el mar: ¡habrá abundancia de peces!

Debemos diseñar políticas públicas educacionales, desde el párvulo hasta la universitaria, para ir construyendo una verdadera cultura marítima chilena. El reconocimiento constitucional y jurídico de la noción de maritorio sin duda ayudará en ello y a una gobernanza más integral.

Con esto realizado, la pregunta original se podría reformular en base a dos conceptos de realidad: ¿Cuál es la superficie del territorio de Chile, y cuál es la de su maritorio? El punto central no es conocer un número más o un número menos, sino que ampliar y enriquecer nuestro vocabulario y representaciones mentales, y con ello ayudar a enraizar entre los estudiantes, la ciudadanía y los legisladores una cultura marina.

Es por ello que con alegría saludo el liderazgo de los constituyentes Tiare Aguilera (pueblo Rapa Nui) y Adolfo Millabur (pueblo Lafkenche) respecto a la inclusión de un artículo sobre el maritorio del Chile oceánico en la nueva Constitución, el que ha sido aprobado por amplia mayoría en la Comisión Constitucional de Formas de Estado. Con respeto, sugiero que en el momento de la votación en el pleno los constituyentes concurran con los 2/3 de los votos a su aprobación. Así, daríamos la bienvenida constitucional al maritorio de Chile del siglo XXI.

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