Chile y su “día de la Marmota”

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Cada 2 de febrero los ojos de EE.UU. se centran en la pequeña localidad de Punxsutawney, Pennsylvania donde se reúne la comunidad en torno una marmota de nombre, Phil.

¿Qué tiene de especial este roedor? La tradición dice que Phil es capaz de predecir si el invierno continuará por otras seis semanas o si una primavera temprana está a la vuelta de la esquina.

Esta fiesta se retrata en la película de culto de Harold Ramis, El Día de la Marmota (también Hechizo en el tiempo, 1993), donde el protagonista Phil, un arrogante periodista del noticiero local de la ciudad de Pittsburgh, tocayo del roedor y representado de forma magistral por el genial Bill Murray, que queda atrapado mágicamente en el pueblo, reviviendo ese día de fiesta una y otra vez.

Producto de la pandemia, Chile vive su propio “día de la marmota”. Las personas de comunas en cuarentena se encuentran desde hace semanas en una rutina a la que no estábamos acostumbrados, una tediosa repetición diaria de encierro, bombardeo de información, tele-educación, teletrabajo y labores del hogar, cuya combinación afecta más a las mujeres.

Como Phil en la película, nos vemos transitando por distintas emociones en un ambiente monótono y que a más de alguno le ha hecho perder la noción del tiempo. Cuantas veces se ha preguntado: ¿Qué día es hoy?

Seguimos confundidos, escuchamos desde hace tiempo “Las próximas dos semanas son clave, serán duras”. Como Phil esperando que al despertar al día siguiente todo sea distinto, pero no, todo vuelve al inicio.

Nadie se salva del mágico ciclo de la marmota, nuestras autoridades tampoco. Nadie duda de lo exigente de la misión encomendada y del duro trabajo. Pero, el ciclo de vienen ventiladores, están llegando, se distribuyeron y finalmente están disponibles, lo hemos visto varias veces, con los mismos resultados.

Día a día, más casos, hospitalizados y lamentablemente, más personas fallecidas.

Traer ventiladores no es algo negativo, todo lo contrario, pero este ciclo se nutre de una estrategia que busca, en palabras de las mismas autoridades, “gestionar la pandemia” o que “las personas se enfermen progresivamente”. Sinónimo de la inmunidad de rebaño o de grupo que asume que muchos se contagiarán, se hospitalizarán y morirán.

A este círculo se agregan los contagios: cada día más diagnósticos, más test y más personas diagnosticadas en relación a los test hechos. Es sabido que el que busca encuentra, pero los porcentajes de positividad en torno al 30% (1 de cada 3 PCR son positivos) reflejan una circulación activa del virus y sin señales de baja a 100 días desde su llegada.

¿Confundido? Claro. Phil, que no entendía la razón de ser elegido para esta peculiar experiencia, comenzó a insultar, a aprovecharse de las circunstancias, engañó a los locales del humilde pueblo y tergiversó la realidad en beneficio propio día a día.

Finalmente, al confirmar que su plan no solucionaba el problema, cambió el rumbo. Dejó su arrogancia de citadino y comenzó a conectarse con la comunidad local, a conocer cómo vivían. Aprendió piano, salvó de la muerte a un niño y a un adulto de morir asfixiado, día tras día, en ese mismo ciclo mágico.

Phil cambió su estrategia, como nosotros debemos cambiarla para salir de este loop eterno de contagios masivos, hospitalizaciones y pérdidas humanas. Como el personaje de Murray, el llamado es a enfrentar los errores, asumir el fracaso del plan, partir de nuevo y establecer medidas que corten la cadena de transmisión.

La pandemia de coronavirus en Chile no es ficción, pero hacer un giro es hoy la única alternativa que tenemos para proteger y salvar vidas. Curar las heridas y salir del ciclo, fortalecidos, distintos y, mejores, como Phil, con Transparencia, Honestidad y Humanidad, así, con mayúscula.

* Médico, Doctorado en Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh, Académico de la Universidad de Santiago