¿Chilezuela?

piñera


Por Álvaro Pezoa, ingeniero comercial y doctor en Filosofía

En 2017 se hizo popular la expresión “Chilezuela” que, impulsada desde la campaña presidencial de Piñera, intentaba persuadir al electorado de que, si no votaba por su candidatura, el país se encaminaría rápidamente a experimentar la tragedia políticosocial y económica que está padeciendo hace años la tierra de Bolívar. Por contraste, él prometía “tiempos mejores”. Fueron muchos quienes movidos por la sola idea de tal posibilidad se convencieron de apoyar en las urnas al actual Presidente, incluido un número no desdeñable de simpatizantes del candidato de derecha José Antonio Kast.

A la vuelta de dos años y pocos meses de su segundo mandato, se da la paradoja de que Chile parece dirigirse a pasos cada vez más agigantados a un descalabro general gatillado por la izquierda radical, abonado por la pandemia del Covid-19 y facilitado por el desgobierno de don Sebastián.

De hecho, el panorama resulta desolador. El Mandatario, secundado por su “círculo de hierro”, ha sido incapaz de conducir la nación. Ha fracasado en combatir el terrorismo ultraizquierdista en La Araucanía, no supo reaccionar a tiempo al vandalismo juvenil en el Instituto Nacional ni en las estaciones del Metro, no se decidió nunca a combatir con fuerza y determinación la delincuencia narcopolítica y el terrorismo desatados en todo el territorio patrio, mientras la ciudadanía quedaba inerme ante los violentistas. Tampoco ha logrado alinear a la coalición de partidos que le sirve de plataforma de sustento, cuyos integrantes a estas alturas hacen lo que se les viene en ganas velando, por supuesto, por sus particulares intereses. De paso, ha entregado una Constitución que, ampliamente reformada, ha dado estabilidad y permitido el progreso de Chile, abriendo un proceso constituyente que llena de incertidumbre y riesgos innecesarios el futuro de la sociedad chilena. No ha podido defender con acierto el sistema previsional de capitalización individual que, aunque perfectible, constituyó un enorme avance respecto al sistema de reparto que le antecedió, habiendo además generado las condiciones para que, a su vera, se profundizara el mercado de capitales y se impulsara el desarrollo de la actividad económica nacional. ¡Casi nada!

¿Cuál será el “legado” del segundo período presidencial de Sebastián Piñera? Aún teniendo en consideración que la andadura le ha tocado especialmente compleja y difícil, un análisis desapasionado parece indicar que dejó de gobernar -no de administrar- pocos días antes del 18 de octubre de 2019. Heredará un conglomerado de centroderecha dividido, extraviado en el populismo, presa de la frivolidad y de la pérdida de principios, al tiempo que dejará a Chile bailando al ritmo de la música que toca la izquierda más siniestra, al son de aquellos que, de verdad, parecen querer que Chile sea otra Venezuela.

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