Chimeneas fatales
Por Marcelo Mena, director del Centro de Acción Climática, P. Universidad Católica de Valparaíso
Santiago está camino a tener el año con menor cantidad de episodios críticos, con una reducción de 51% con respecto a 2019. Sin embargo, para comunas como Cerro Navia, El Bosque y Pudahuel, nada cambió; siguieron respirando más del doble de contaminación que Las Condes, Vitacura o Lo Barnechea. Tuvieron dos preemergencias ambientales y los valores más altos en Santiago desde 2016, el año de la última emergencia ambiental registrada. De hecho, de no haberse cortado la luz el 14 de julio en la estación de monitoreo, es probable que se hubiera medido una emergencia ambiental.
El sector oriente en el período de cuarentena ha respirado 220% más que el sector poniente. Similarmente, la tasa de mortalidad por Covid de comunas del sector poniente es 280% mayor que en comunas como Lo Barnechea, Las Condes y Vitacura.
Antes de la prohibición total de uso de calefactores de leña en 2017, cerca del 11% de los hogares de esas comunas usaban leña, los que representaban, además, cerca de la mitad de todas las estufas a leña de la Región Metropolitana. La prohibición total de este tipo de calefactores en Santiago evitará la mortalidad prematura asociada a contaminación en 700 casos al año. Más todavía en un escenario de Covid, cuando se ha demostrado que a mayor contaminación, mayor letalidad. Un estudio de Harvard estimó que, por cada microgramo de material particulado, la tasa de letalidad aumenta en 8%. Extrapolando a las concentraciones existentes en Chile previo a los planes de descontaminación, estaríamos hablando de tres veces más muertes por Covid. Por eso, cuidar el aire también contribuye a protegernos de esta pandemia.
Ya que esos argumentos parecieran no surtir efecto, quisiera destacar que una estufa a leña contamina la misma cantidad de material particulado en un día que 3.000 autos a gasolina. Y una hora contamina la misma cantidad de hidrocarburos aromáticos policíclicos cancerígenos que 4.300 cajetillas de cigarrillos. De hecho, Kirk Smith, profesor de UC Berkeley y uno de los mayores expertos en el tema de salud ambiental, dijo al visitar Chile que, después de fumar, lo peor que puedes hacer para tus pulmones es tener una estufa a leña. Eso, porque al encenderse, son los usuarios y sus vecinos los que más respiran esa contaminación.
Los que no respetan la prohibición saben que es ilegal. Tienen la chimenea escondida entre árboles, la encienden más tarde, en la oscuridad, para que no se note. Saben exactamente lo que están haciendo. Saben que esa contaminación va a los puntos más bajos de la ciudad y causa los episodios críticos. Al amanecer miran la cordillera gloriosa y limpia, mientras que abajo toda la contaminación de la noche anterior amanece sofocando a Cerro Navia, Renca y Pudahuel. Son unos antisociales. Lo que hacen es equivalente a encender un pucho en un jardín infantil, por lo que no queda más que denunciarlos, pues son difíciles de fiscalizar, y lo que se ahorran en combustible lo hacen a costa de la salud de los más vulnerables de la ciudad en el momento que más luchan por respirar.