Columna de Alejandra Sepúlveda: Madam presidenta, ¿ahora sí?
El vuelco en las elecciones de Estados Unidos, tras la renuncia del actual Presidente Joe Biden a la reelección y su apoyo a la candidatura de la vicepresidenta, Kamala Harris, revitalizó la ya convulsionada elección estadounidense, abriendo camino para la llegada de la primera mujer al sillón más poderoso del mundo.
Hillary Clinton lo intentó dos veces: en 2008, cuando perdió las primarias demócratas frente a Barack Obama y en 2016, cuando fue la primera mujer aspirante a la Casa Blanca y perdió frente a Donald Trump (78) en el colegio electoral, a pesar de ganar el voto popular.
Lo cierto es que EE.UU. ha sido inusualmente lento en el avance en representación política de las mujeres, si bien en los últimos años ésta ha aumentado hasta un 26,9% en el Congreso (Unión Interparlamentaria, 2023)
Tras la más que probable nominación de Harris (53) y de su compañero/a de fórmula en la próxima convención demócrata, prevista entre el 22 y 29 de agosto, será interesante observar cómo se comportará el voto femenino (en 2020 acudió a las urnas un 53% de mujeres) y también el joven. Dentro de este último grupo, se ha medido que ellas son más liberales y se identifican en mayor medida con el Partido Demócrata, mientras que ellos son más conservadores y tienden a adherir al Partido Republicano. Estas tendencias conforman la denominada brecha política de género, un fenómeno creciente en las naciones desarrolladas y que puede inclinar los resultados de esta elección. ¿Cuánto pesará el voto de las mujeres, frente a propuestas del candidato Trump, que marcan retrocesos en sus derechos y esparcen discursos misóginos cargados de violencia?
Un botón de muestra son los ataques que la propia Harris recibe de su contendor, y que en nada se acercan a una competencia en buena lid. En sus intentos por descalificarla y restarle poder, Trump la ha apodado “Kamala la risueña”, ha dicho que es “tonta como una piedra”, le ha atribuido usar “la cama” para ascender en política y que está donde está por ser negra. La pregunta es si los estrategas electorales del republicano lograrán contener su verborrea racista y sexista y también la de sus seguidores, a riesgo de que resulte contraproducente y aleje a votantes indispensables para ganar la elecciones del 5 de noviembre.
Cuando las mujeres llegan a los máximos niveles de poder, aumenta la violencia política en contra de ellas, la que se acentúa por marcadores de raza/color, etnia, clase social y orientación sexual. Esta se manifiesta explícitamente en discursos prejuiciosos y agresivos, y de modo implícito en prácticas políticas institucionalizadas de subordinación de las mujeres en los espacios de toma de decisiones políticas (Cepia y WLP, 2022). Las elecciones en Estados Unidos son un campo en el que se jugarán valores fundamentales de la democracia, con dos competidores que están en las antípodas. ¿Será éste el momento de que una madam presidenta emerja más allá de la ficción del streaming? ¿Ahora sí?
Por Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva de ComunidadMujer
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