Columna de Alejandra Sepúlveda: Trump y la batalla cultural
![FILE PHOTO: U.S. President Donald Trump at the Oval Office in the White House](https://www.latercera.com/resizer/v2/GYM2BDXBFCHDW3KFVHVPKD452M.jpg?quality=80&smart=true&auth=4acd45caa7b3d42a387d5ee4d61e84b978357f9ab3e864f03e14471068216432&width=690&height=502)
Luego de asumir el 20 de enero dictó órdenes ejecutivas para eliminar programas de equidad
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca no solo marca un nuevo capítulo en la política interna y exterior estadounidense, sino que representa un golpe frontal a décadas de avances en diversidad, equidad e inclusión (DEI). Con un poder sin contrapesos y rodeado de incondicionales, el Presidente impuso, en cuestión de días, medidas que desmantelan los esfuerzos sostenidos para corregir desigualdades históricas, ignorando una amplia base de evidencia en la materia.
Así, luego de asumir el 20 de enero dictó órdenes ejecutivas para eliminar programas de equidad, restaurar “la verdad biológica” de que solo existen dos sexos y revocar regulaciones clave como la Orden Ejecutiva 11246 del Presidente Johnson, dictada en 1965. Esta otorgaba al secretario del Trabajo la autoridad para garantizar la igualdad de oportunidades para las personas de color y las mujeres en el reclutamiento, la contratación, la capacitación y otras prácticas de empleo de los contratistas federales. Y había sobrevivido muy bien al tiempo, hasta ahora.
Pero las acciones del Presidente republicano van más allá del gobierno federal y ha ordenado a las agencias estatales que compilen listas de empresas públicas, universidades y grandes fundaciones para investigarlas y dirigir posibles acciones civiles sobre sus programas DEI. Frente a esta amenaza, algunas empresas ya han reaccionado desmantelando sus iniciativas, pero la mayoría se mantiene firme, mientras ya se empieza a conocer el efecto que está teniendo la supresión de medidas de acción afirmativa por raza en las mejores universidades de Estados Unidos. Por ejemplo, las matrículas de latinos en el MIT cayeron del 16% al 11% en 2024 y la de los afroamericanos bajaron del 15% al 5%.
Bajo la consigna del “retorno a los sistemas basados en mérito”, estos pasos que ha dado Trump son en realidad una manera bastante radical de desmantelar el impulso de décadas para reconocer y superar los sesgos sistémicos que perpetúan desigualdades en el mundo del trabajo y en la educación. Gracias a esos esfuerzos, las mujeres lograron avances significativos en la esfera laboral, la reducción de brechas salariales y la ocupación en roles de liderazgo; no obstante, el techo de cristal sigue siendo persistente: solo un 31,7% ocupa altos cargos ejecutivos (LinkedIn, 2024).
La historia nos ha demostrado que confiar solo en la meritocracia es un error cuando existen barreras estructurales que profundizan las desigualdades. La inercia cultural hace que los cambios sean muy lentos, mientras los sesgos y estereotipos que atribuimos y asignamos implícitamente a las personas y el papel que les tocaría ocupar en la sociedad mantienen un conveniente statu quo. Por eso, lo extremo en realidad es frenar de golpe las políticas DEI y no impulsarlas como pregonan Trump y sus seguidores. El llamado es a no sucumbir a sus consignas fáciles y a poner las cosas en perspectiva.
Por Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva de ComunidadMujer
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