Columna de Alfredo Jocelyn-Holt: Fuera de toda proporción
En historia del arte y literatura es bien sabido. Un detalle magnificado, tipo la sonrisa de la “Mona Lisa”, puede deformar el sentido total de una obra o personaje. De ahí que J. M. W. Turner quedara desolado cuando su “Barco de esclavos lanzando por la borda a los muertos y moribundos-Tifón en camino” de 1840 produjo un tremendo escándalo. En vez de aplaudir su denuncia del tráfico esclavista (el carguero que efectivamente existió se deshizo de su “mercancía” enferma a fin de cobrar seguros), la pintura fue vista como abstracta, frívola, estetizante, falta de compasión, aprovechándose de la desgracia humana. Similar es la sátira de Nikolái Gógol a modo de desquite mofándose del detallismo, gusto de lectores puntillosos, sobre un empleado público que amanece un día sin nariz, la que comienza a deambular cual pesadilla por distintos lugares de San Petersburgo. Es decir, una vez generada cierta dinámicav-un mero aleteo de mariposa- sálvese quien pueda.
Que, de hecho, se produce cuando filtran el audio aquél, sigue la amenaza de divulgación de 700 mil wasaps, comienzan a caer en desgracia ministros de la Suprema, y no hay otro tema. ¿Sin que antes nadie lo advirtiera, como reza la genialidad aquella de “la crisis que nadie previó” sobre el 18-O? ¿Es que nadie sabía cómo se nombran los jueces y fiscales de más alta jerarquía, y que hay salas preferenciales para defender ciertas causas? ¿Sólo quien ha estado recibiendo la capotera es el único dedicado a este oficio? Para ponerlo en términos periodísticos crudos, no es tanto qué es la noticia sino hasta dónde llega.
Obviamente, este baile de máscaras en que se arriesga que a todos se les desenmascare, tiene límites. En algún momento a alguien se le ocurrirá que divulgar al infinito “detalles” de wasaps incriminatorios pone en jaque al sistema mismo de cómo se gobierna este país, y La Moneda no va a tener a “todopoderosos” al frente que moderen en algo su, o si no más que segura, tiranía. ¿Alguien sigue creyéndose el cuento que el consenso instalado en los 90 se basa en la separación de poderes y tribunales imparciales?
El poder se ha vuelto sucio y se corre el riesgo que se ponga aún más con tanto narco en poblaciones y calles capaces de hacerse del Club de la Unión en remate. Son los costos de habernos vuelto tan ricos a medias. De ahí que sea demagógico sostener que todos los “todopoderosos” son mafiosos excepto los propios. En el entretanto, ¿cuántos chivos expiatorios van a dejar linchar? Si el orden establecido ha estado funcionando sin generar tanto ruido es porque algunos lo han hecho funcionar así hasta ahora en que, de repente, se les sacrifica, no digamos que por falta de lealtad. El resto tendremos que aprender del arte y contentarnos con satirizar que es el único contrapeso que nos va quedando.
Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador
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