Columna de Alfredo Jocelyn-Holt: Futuro pasado
Es evidente que los partidarios de la Unidad Popular que aún quedan no están por revisar y discutir nada que signifique poner en tela de juicio su visión. Ni cuotas de responsabilidad que se les pudieran endosar a Allende por haberse llegado al golpe, ni admitir que se tratara de una derrota. Nada si no de un crimen y masacre perpetrados en su contra correspondería considerar; indiscutible el lugar ganado en la historia por la UP, estimando intrascendente cualquier otro aspecto. Para tales efectos han armado una “primera línea” de presión y testimonio (militancia PC, agrupaciones de derechos humanos, feministas, cartas abiertas con firmas de figuras “progresistas”), y han procedido a cancelar a un personero supuestamente tibio a cargo de las conmemoraciones tras 50 años del Golpe, cercano a La Moneda. Todo ello a fin de exigir que se respete el “relato” incontrovertible sobre la UP, convirtiéndose ellos y la montada máquina de conminación en sus guardianes oficialistas, puesto que ni Boric es de fiar en estas materias.
Hasta aquí todo conforme a un realismo socialista que ni los sectores más ultristas de la UP llegaron a soñar. Por tanto no es que no se tolere el revisionismo sino que se le promueve siempre y cuando cuadre con los lineamientos debidos. Lo raro es que Patricio Fernández, familiarizado con lo que se estila en Cuba, no haya hecho la conexión públicamente tras lo que le hicieron. También Manuel Antonio Garretón, el otro contertulio de la entrevista que dio origen al escándalo y luego absolviera a Fernández, aunque firmante igual de esta “primera línea” censoria, y quien predica ahora último que es retrogrado plantear que la reforma agraria, entre otros motivos, causara el Golpe. En los años 90 le escuché decir que lo peor que nos había sucedido era Pinochet y el Mapu. Eran otros tiempos, cabía cierta heterodoxia y humor en la izquierda. Efectivamente, ha habido regresión.
¿A qué se debe? A que les ha ido pésimo, aunque Allende y sus últimas palabras esperanzadoras sirvieran de respiro. Así y todo la dictadura fue larga y 1989 otra decepción, también nuestra “transición”. Hasta que llegó el 18-O que quisieron concatenar con el Golpe a modo de contra-golpe a fin de negar el 73. Ello hasta el 4-S 2022, y su confirmación el 7 de mayo. Para peor esta racha ha coincidido con los 50 años. Insistir en Allende y su superada versión del futuro ha dejado de convencer y lo sospechan. También han desestimado una oportunidad. Según Reinhart Koselleck, “los grandes aumentos de la comprensión histórica han salido de la crisis de los vencidos; estos siempre han tenido, más que los vencedores, necesidad de explicar por qué las cosas ocurrieron en un sentido diferente del que esperaban o deseaban”. Falta, pues, que escriban el gran libro que se espera de ellos.
Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador