Columna de Alfredo Jocelyn-Holt: La casa embrujada
¿Cómo entender el desenlace de este último plebiscito? Es extraño, se mantiene en pie la Constitución aun cuando no hubo nadie que no la diera por muerta, hasta el día mismo de la elección, el 17D, fiesta de San Lázaro. ¿Casualidad o la resucitaron? Capaz que sí -santos en la corte no le han faltado y su prolongada sobrevivencia ya venía pareciendo un milagro o maldición- aunque dele una vuelta de tuerca y verá que el enredo sigue siendo espectral. A mí se me hace que terminaron por imponerse los fantasmas.
No hay casa que se precie de tal (inclusive “la de todos”) que no tenga esqueletos en el armario como suceso común y corriente, sin necesidad de chiflados tipo Anthony Perkins en Psycho que se traviste de mamá para aterrar. Justamente la variante convencional que inquietara al decano de Derecho de la Universidad de Halle, Samuel Stryk, que lo llevó a publicar un libro, De jure spectrorum (1700), en que se pregunta qué hace uno si compra una vivienda en que se aparecen espíritus. ¿Puede anularse la compra? Por supuesto, a menos que fueran “soportables” o inofensivos, o el dueño original demostrara que la perturbación no venía de antes, sino a causa de los nuevos inquilinos, sus propias ondas y malas vibras, siendo ellos los que despertaron a los espectros. Con todo, es hasta posible pedir rebaja del precio y liberación de impuestos, a modo de compensación. Es decir, habiendo fantasmas de por medio es infinito el aprovechamiento que se puede redituar. ¿Meras coincidencias con lo nuestro?
Son demasiadas las casualidades como para no andarse con cuidado. Quienes se han apoderado de la interpretación del voto “En contra” han sido una pandilla de agitadores que ya antes se han tomado liceos, universidades y calles, hasta terminar en el Congreso y haciéndose de La Moneda, sin ninguna convicción ni coherencia. Imagínese cuánto les conviene funcionar con una constitución que ellos mismos han desahuciado. Que asocian a no solo Pinochet, sus generales y Guzmán, sino a toda esa manga de cómplices bajo esa misma Constitución ya una vez: la Concertación coludida con la derecha. Que fue como intentaron deshacerse de la clase política (el “Partido del Orden”), convirtiéndolos en útiles espantapájaros, cucos y fantasmas, luego queriendo sepultarlos, pero, sin éxito.
Al punto que muertos vivos, en espera de descanso eterno (nuestro), han estado despertando. Lagos, Bachelet, Piñera, los dos últimos ávidos de volver; también Matthei en contra de Bachelet y, detrás, la “familia militar” se supone que reventada. ¡Con que Stryk acierta! Los demonios sin enterrar, empezando por la actual Constitución desahuciada, son negocio redondo. Con mayor razón si el electorado es capaz de tragarse cualquier sapo, lo engañan, se contradice, e incluso soporta un gobierno inepto hasta cuando roba.
Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador