Columna de Alfredo Jocelyn-Holt: No news is good news (Falso)
El que todo puede pasar, viviendo en un mundo al revés, y nada debiera sorprendernos, ¿cuántas veces lo ha escuchado? Se ha convertido en una perogrullada, es cierto. Lo que no significa que no nos desayunemos cada vez que nos resignamos de esta manera. Hace semanas que ando alucinado tras enterarme que el vertedero de ropa descartada más grande del planeta se encuentra en el desierto de Atacama, próximo a Alto Hospicio. Aunque no sé qué es lo que más me ha impresionado, si lo del basural, o el hecho de que no haya oído hasta ahora hablar del asunto.
El basural es pavoroso. Pareciera surgido de la nada, aun cuando salta de inmediato en fotografías satelitales, y hace sospechar una operación clandestina que tomó su tiempo. Para iquiqueños y carroñeros profesionales no debe ser ninguna novedad; familias enteras deben depender económicamente de su existencia. Tiene toda la pinta de estar conectado a un intrincado tráfico internacional de turbio origen y dudosas ramificaciones. Chile convertido a su vez, no sólo en pocilga, también en ruta de paso de un negocio fuera de lo conveniente es por decir lo menos alarmante (nuestro país importa y exporta toneladas de estos sobrantes con que algunos se hacen la América). El daño ecológico se sabe tóxico y para rato (gases, incendios, microplásticos y otros químicos difíciles de reciclar). En suma, una recaída al tercermundismo de un alguna vez aspirante a jaguar. Como de país de opereta.
Lo otro complicado es como llegué a enterarme. ¡En una nota al pie! Tal y cual, leyendo una prueba redactada en inglés de una estudiante europea de intercambio en uno de mis cursos. Lo cual lo hizo todo más chocante. Como si medio mundo supiera, menos nosotros. Me recordó cuando estábamos en dictadura y nos informábamos de manera indirecta sobre lo que pasaba al frente de nuestras narices. Dediqué un buen tiempo buscando confirmación y, para colmo, encontré casi puras noticias del extranjero. Deseché la posibilidad de que se tratara de “fake news” cuando constaté que la National Geographic y el Sierra Club compartían la indignación. Pero no terminó por tranquilizarme que la BBC, Greenpeace, El País, Al Jazeera, Instagram, Vogue, Tik Tok, la televisión argentina y peruana, estuvieran al tanto y no nuestra prensa; BioBioChile, y una nota del Bachillerato de la U. de Chile en la FAU fueron de las pocas excepciones.
Que me enterara al mismo tiempo que se le diera máxima cobertura al voto “en contra” de Ricardo Lagos (contradictorio como siempre) también incidió, asimismo que durante todo un fin de semana no haya habido otro tema que Leonarda Villalobos. Como para recordarle a uno a Boric compartiendo su asfixia con la Sofofa. Así de chiflado y distorsionador es este “nada pasa salvo lo mismo repetidas veces” con que se nos tiene acostumbrado.
Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador