Columna de Alfredo Jocelyn-Holt: No somos serios
Se lo dijo Iliá Ehrenburg a Neruda (“No es un país serio, tu país”) porque le requisaron una lista con palabras extrañas al llegar a Cerrillos, años 50, pensando que podría tratarse de un mensaje en clave de un agente bolchevique (era una clasificación de plantas chilenas con términos botánicos en latín). Volvió a afirmarlo, de manera aún más despiadada Henry Kissinger a propósito del triunfo de Allende: “No veo por qué tenemos que quedarnos sin hacer nada y ver cómo un país se vuelve comunista debido a la irresponsabilidad de su gente”. Lo que es Boric, en Bangkok, hace más de un año afirmó lo opuesto: “Nuestro país es un país serio y económicamente fiable”. ¿A quién habrá que creerle?
A Kissinger sin dudas. Ehrenburg fue alguna vez leninista, aunque nunca militó en el Partido Comunista (raro). Las policías internacionales de ese tiempo (plena Guerra Fría) lo deben haber tenido en las miras. Lo que es nuestro presidente dice una cosa en la APEC y otra con megáfono. Kissinger, aunque terrible, nunca dejó de ser consecuente consigo mismo. No andaba escondiéndose, ni siquiera ocultando su “profunda miseria moral” que le han sacado en cara (J. Gabriel Valdés por redes sociales). No era barajado. Era descarnado, y si estaba dispuesto a que le dijeran que era un digno hijo de su mamá, fue porque el realismo le aconsejaba no equivocarse. De hecho, es posible que haya dado con una gran verdad sobre Chile, lo que él llama “la irresponsabilidad de su gente”.
A dos meses de haber entrado a La Moneda, Allende le dirá a Régis Debray: “¿Si ellos [los reaccionarios] nos dan un golpe ilegal? Nosotros daremos cien, con toda seguridad […] Un pueblo concientizado, un pueblo organizado, un pueblo de este nivel político, puede alcanzar las metas que se fije […] Además, a la violencia reaccionaria vamos a contestar con la violencia revolucionaria, porque sabemos que ellos van a romper las reglas del juego”. Así no más les fue, a Allende y a su pueblo con sus alardes. Lo que es Kissinger, no gastaba palabras. “Put your money where your mouth is”, dicen los gringos. Intraducible, pero se entiende: del dicho al hecho sin trecho. Si se es imperio, y así lo calificaba la UP, no se anda uno con avisos. Además que con Moscú, tras la crisis de los misiles, se acordó que no habría una segunda Cuba.
Crónica irresponsabilidad chilena, el que nuestros electorados sean ciclotímicos. Entregan toda su confianza sin condiciones, luego la retiran. Zigzaguean. De ahí que la izquierda apueste hoy a favor de la constitución del dictador por si les resulta el bluf. A propósito, siempre he estado “contra esto y aquello”, como decía Unamuno, pero esta vez, haré una excepción, iré a votar y A Favor. Para, al menos, dejar registro, y no prestar aval a una treta ambigua y vieja, obvio que mal intencionada.
Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador