Columna de Alfredo Jocelyn-Holt: Recuento del año
Cómo habrá sido de extraordinario el 2024 en Chile que podría resumirse limitándolo a las puras tonterías, incluyendo las propias. Confieso que, a principios de febrero, escribí en esta tribuna sobre el descenso de la natalidad, y señalé que si terminábamos con la fuga de capitales, las mafias urbanas, los jóvenes que quieren irse del país, la degeneración de instituciones, y la ineptitud crónica de quienes nos gobiernan, sube de nuevo la natalidad. No sirvió de nada, una ingenuidad la mía. Al contrario, Su Excelencia días atrás tuiteó que su pareja espera un hijo suyo (“puntito” a su favor). Motivo incluso de celebración, hasta de opositores que lo valoraron como “signo de madurez”, y eso que el embarazo adolescente es altísimo desde hace décadas, e igual se desploma la natalidad, y por esos mismos días al Presidente lo imputaron, cursada una denuncia delictual en su contra. ¿Entiende usted enredos de este tipo?
Igual de tirado de las mechas que le debamos 137 muertos, 8 mil hectáreas destruidas y 16 mil damnificados-el incendio de Viña del Mar-a pirómanos. Uno, un bombero voluntario, otro de la Senapred que previene desastres, y el tercero un exbrigadista de la Conaf. Semejante a la falta de sentido que se exijan cinco mil permisos previos para dar curso a un megaproyecto de transmisión eléctrica o cobren multas en UTM por no poner un correo electrónico en un casillero dentro de una página online enredadísima, de la Dirección del Trabajo, y todo porque Hacienda está desesperada, convencida que a mayor tributación, mejor desempeño económico.
Claro que cuesta explicarse por qué en Chile la “permisología” impide hacer y se ha convertido en sinónimo de prohibición habiendo una permisividad sin límites. Que estudiantes lleguen a quinto año de sus carreras cuando nunca debieron haber sido aceptados a la universidad, que ciclistas y scooters espanten a peatones en veredas, que secundarios hagan de baños de liceos, arsenales que luego estallan cuán polvorín. Nada raro, cientos de educólogos opinan a diario por los diarios y, sin embargo, la educación chilena no puede estar peor (según la OCDE, el 50% de los chilenos no entiende lo que lee, incluyendo a ejecutivos); y durante meses y años, la agenda noticiera se queda pegada en una o dos noticias a la que le dan como caja.
Y ¿qué decir del cinismo de derecha? De Carlos Larraín Peña, hincha actual de Pancho Orrego para presidente, sacándole en cara a Evelyn Matthei ser hija de un miembro de la Junta, como si él no hubiese apoyado a la dictadura. Tan demencial como el canibalismo como “nueva forma de amor” (según The New Yorker y Netflix). En todas partes se cuecen habas, y más aun si eligen a Trump, unos, mientras que los otros que lo aborrecen se encargan de que lo reelijan. Ni que fuese una noticia chilena.
Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador
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