Columna de Álvaro García Marín: Productividad: reformar para crecer

pesca industrial


El 2024 cerró otro año sin que la productividad de la economía chilena experimente un repunte. Aunque el sector minero explica en parte la escasa evolución de la productividad, no deja de sorprender que Chile lleve casi dos décadas sin crecimiento en esta variable crucial para el desarrollo económico a mediano plazo.

Aunque existen diversos factores que podrían explicar el estancamiento de la productividad, uno especialmente preocupante es la falta de dinamismo del sector empresarial chileno. En economías saludables, las buenas ideas se transforman en empresas que crecen rápidamente, desafiando a las empresas establecidas. Este proceso genera crecimiento, contribuyendo a la creación de empleos y a la mejora de la eficiencia agregada. Chile no es la excepción a este fenómeno. En un trabajo conjunto con el economista Mario Canales, mostramos que las empresas que crecen aceleradamente en períodos de tiempo acotados - las gacelas - han sido fundamentales para el crecimiento del empleo y la productividad en el país. A pesar de representar solo el 8% de las empresas formales, las gacelas contribuyeron con casi el 50% del crecimiento del empleo y la productividad entre 2005 y 2014.

¿Qué ha sucedido con estas empresas recientemente? Estadísticas del Banco Central de Chile revelan un estancamiento en el universo de empresas medianas y grandes desde la pandemia. Mientras, las micro y pequeñas empresas presentan tasas de crecimiento superiores a las de antes de la crisis sanitaria. Esto sugiere que la tendencia negativa en el dinamismo del sector empresarial se está profundizando. Hoy hay menos empresas que logran dar el salto en términos de tamaño, lo que limitará aún más la generación de empleo y la mejora de la eficiencia agregada.

Es difícil imaginar una recuperación de la productividad sin el impulso de las gacelas. El crecimiento requiere de empresas que escalen rápidamente, desafiando a las incumbentes a mejorar para competir. Chile necesita este dinamismo para retomar la senda del crecimiento. Es necesario fomentar que más empresas incumbentes inviertan en mejorar sus procesos, en lugar de limitarse a defender su posición de mercado.

Para ello, es esencial trabajar en tres aspectos clave. Primero, revisar las regulaciones y políticas que desalientan el crecimiento de las empresas. Un claro ejemplo es la rigidez del mercado laboral, que, aunque diseñado con buenas intenciones, impone costos laborales que desalientan la contratación necesaria para crecer. Segundo, avanzar hacia una simplificación de los permisos para fomentar la formalización de las empresas y atraer inversión. Los trámites burocráticos actúan como un impuesto para los emprendedores y las empresas extranjeras dispuestas a invertir en sectores donde Chile tiene ventajas comparativas, como los recursos naturales o la energía. Finalmente, es crucial entablar un diálogo tributario para que más emprendedores se atrevan a invertir en grande en buenas ideas, alentando así el crecimiento de nuevas empresas innovadoras.

Como diría Tommy Rey: Un año más, que se va, sin que la productividad repunte. Sin cambios, seguiremos con el tiempo detenido para la productividad.

Por Álvaro García Marín, decano Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, U. de los Andes

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