Columna de Álvaro Pezoa: Cae de Maduro
La manipulación del entero proceso electoral en Venezuela ha sido descarada, agresiva, vergonzosa. Con todo, aunque un fenómeno así resulte siempre impactante, en este caso no puede ser sorprendente. La falta de rectitud de principios en el gobierno de Maduro abarca todo su accionar y, por supuesto, en esa lógica de conducta la mantención en el poder justifica cualquier tropelía. La historia muestra, además, que así han procedido todas las dictaduras y totalitarismos de raigambre comunista a lo largo del tiempo y sin distinción de lugar. ¿Existe acaso alguna excepción? Sin embargo, a pesar del peso incontestable de la evidencia histórica, todavía hay quienes no terminan de convencerse de esta lamentable realidad, aunque ella termine por desilusionarlos (a casi todos) sistemáticamente, una y otra vez. ¿Ingenuidad, ignorancia, necesidad psicológica de forjarse quimeras? ¿O, a veces, abierta intención de cohonestar?
Por eso, tampoco deben desconcertar las declaraciones de Lautaro Carmona, máximo líder del Partido Comunista criollo, durante la misma jornada eleccionaria en el sentido de que “la oposición al gobierno bolivariano, al gobierno de Maduro, (…) no va a asumir los resultados que entregue en términos oficiales la institucionalidad electoral” venezolana. Como el veredicto esperado en las urnas -en un juego limpio- parecía preverse claramente adverso a los intereses de la revolución bolivariana, se apuró a descalificar anticipadamente la, también previsible, reacción opositora ante una (no menos esperable) tergiversación de la voluntad ciudadana. Comunismo, puro y duro.
Las expresiones del timonel del PC, junto al incondicional apoyo que ese partido (y parte del FA) ha brindado a todo evento al régimen de Chávez, primero, y a su continuidad con Maduro, después, muestran bien a las claras qué se puede esperar de ellos. Cuestión nada baladí, si se tiene en consideración que son parte fundamental en el actual gobierno de Chile. ¿Qué hubiese pasado en Chile si el proyecto constitucional “bolivariano” de la Convención Constitucional no hubiese sido ampliamente derrotado el 4 de septiembre de 2022? ¿Cuál hubiese sido el rumbo que la coalición PC-FA habría intentado imprimir al país?
Tanto la devastadora situación que sigue viviendo Venezuela como la incondicional defensa a su gobierno que recibe desde la izquierda radical nacional, nos vuelven a alertar sobre el grave riesgo para Chile que comportan las ideas y modelos que verdaderamente animan a esta última. Se trata de un proyecto profundamente fracasado, pero sobre todo extremadamente peligroso por su comprobado carácter atentatorio para la dignidad humana, conculcador de la libertad de las personas y destructivo del orden social.
Es de esperar que, por su bien, Chile sepa siempre rechazar rotundamente la propuesta ideológica-totalitaria del comunismo, sus simpatizantes y socios de ocasión.
Por Álvaro Pezoa, Director Centro de Ética y Sostenibilidad Empresarial, ESE Business School, U. de los Andes