Columna de Álvaro Pezoa: Chile a tono con Latinoamérica
Por Álvaro Pezoa, ingeniero comercial y doctor en Filosofía
El triunfo de Petro en Colombia hace que, salvo Brasil por ahora, los países más grandes e influyentes de Latinoamérica hayan girado hacia gobiernos de izquierda política radical. Chile ya se había puesto a tono con esta tendencia.
Se esgrimen razones varias para explicar este fenómeno. Los titulares de los argumentos son conocidos: descontento social, desigualdad, pobreza, minorías, género, reivindicaciones de pueblos originarios, etc. No hay ninguna certeza, con todo, de que las izquierdas de la región vayan a hacer mejor la tarea que sus opositores de derecha en las materias señaladas. Más todavía, la historia evidencia que existe un alto riesgo de que no sea así y terminen por empeorar los escenarios nacionales que recibieron. Dicho esto, resulta valioso destacar que hay dos factores claves para que las corrientes de derecha logren arraigar y ser alternativa de gobierno perdurable en el continente, especialmente en nuestra patria. Estos son educación y cultura.
Para que la población deje de esperar que el Estado sea el gran proveedor y solucionador de los problemas de la sociedad, tenga más herramientas para emprender con éxito iniciativas sociales y logre valerse por sí misma, la única fuente segura es la educación. Más todavía, con una perspectiva de largo plazo. Mientras persistan las carencias significativas en este ámbito, una amplia proporción de la ciudadanía, desvalida, seguirá creyendo en promesas vanas y esperando, una y otra vez, que el “sueño” del estatismo socialista venga a poner fin a sus dificultades y a cumplir sus frustrados anhelos. El país tiene una deuda enorme en este rubro. La instrucción se ha masificado, pero en promedio es de muy baja calidad. La formación cívica parece cada vez más ausente y la ética cuasi inexistente. Hay aquí un deber (todavía pendiente) para con la sociedad y una oportunidad de servir a la nación. Al tiempo que una exigencia para generar las condiciones de posibilidad para el predominio de las ideas de derecha: libertad responsable, familia, orden, trabajo, propiedad.
Un campo asociado, pero distinguible del mencionado, es la cultura. La preponderancia que en esta última ha alcanzado la izquierda es manifiesta. En sectores afines a la derecha ha faltado un trabajo conceptual más elaborado y profundo, que abarque las humanidades, el arte y la ciencia. Asimismo, se ha adolecido de mayor densidad y “relato” en la elaboración y propagación de las ideas. Y hasta de la necesaria fidelidad en la práctica política a sus principios. La economía ha sido en no pocas ocasiones la preocupación dominante y hasta reduccionista de la realidad. Si bien es cierto que últimamente se ven algunos “brotes verdes”, la lucha cultural requiere aún de mucho mayor esfuerzo y persistencia. En caso contrario, Chile seguirá, como la cosecha sigue a la siembra, mirando hacia la izquierda.
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