Columna de Álvaro Pezoa: Girando sobre sí mismo
Chile parece estar girando sobre sí mismo, sin mayores claridades. Posiblemente está mejor que hace un año, cuando esperaba el resultado del plebiscito de salida para aprobar o rechazar el texto de Carta Magna que elaboró la Convención Constitucional, momento en que la tensión se sentía en el aire: el “Apruebo” llevaba consigo un cambio radical de los principios rectores de la sociedad y la estructura institucional fundamental. La ciudadanía se expresó masiva y mayoritariamente, votando Rechazo, para salvar al país del desastre. Entonces, haciendo caso omiso a la tan traída y llevada “voluntad popular”, los “señores políticos” se apresuraron en convenir un segundo proceso constitucional. Para dar vida al mismo no escatimaron esfuerzos, instancias y acuerdos. Fruto de ello, un comité de “expertos” seleccionados según negociadas “cuotas” preparó una redacción inicial. Sobre ésta trabajan ahora los consejeros, discutiendo su contenido junto a numerosas propuestas de enmiendas. A los mismos “señores políticos” les inquieta crecientemente que el resultado de esta tarea se aleje de las expectativas que ellos se han forjado, razón por la que han comenzado a agorar el riesgo de un segundo rechazo por parte de la población en diciembre próximo. Todo quedaría donde mismo (Constitución de 2005) dicen, además con escasa legitimidad popular para un tercer intento al hilo, incluso si se propusiese que éste lo efectuara el actual Congreso Nacional.
Ocurre que este posible escenario era previsible cuando los aludidos se afanaron en dar a luz la “segunda oportunidad”. Sin embargo, no vislumbraron que los votantes elegirían a un grupo de consejeros de muy distinta composición política -y seriedad para trabajar-, que abre la puerta a un documento de muy diferente tenor que el primero, al tiempo que modificado en relación al elaborado por los expertos. En fin, habrán pasado cuatro años desde el siniestro 15 de noviembre de 2019 (cuando los “señores políticos” lanzaron al país a una aventura constituyente no demandada por la ciudadanía, innecesaria y empujada por obra de la violencia desestabilizadora), para que el 17 de diciembre la “hastiada” población deba acudir nuevamente a las urnas a expresar su querer en la materia. Periodo donde todo ha quedado en suspenso y supeditado al resultado del fin de este extenso tránsito. Entretanto, el PC se ha apurado -sin conocer el texto a ser refrendado- a llamar a su rechazo. Hecho que presagia, casi con certeza, que la izquierda marxista volverá a clamar pronto por otro cambio constitucional que satisfaga sus fracasados anhelos. Es cierto, esta Carta no podrá en forma alguna satisfacer ni de cerca sus ansias refundacionales a partir de una hoja en blanco.
Entretanto, incertidumbre de por medio, Chile da vueltas como un trompo, sin satisfacer siquiera en algo las exigencias sociales que pretendidamente justificaban el inicio de un tiempo constituyente, ni avanzar en nada substantivo, marcando el paso rumbo a un futuro altamente ambiguo y, con suerte, mediocre.
Por Álvaro Pezoa, ingeniero comercial y doctor en Filosofía
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