Columna de Álvaro Pezoa: Incompetencia
Durante la última semana ha sido un tópico en los medios de comunicación hacer referencia a los yerros del gobierno, en especial de su ministra del Interior. En esas alusiones se mencionan con frecuencia juicios tales como falta de experiencia, poco tiempo desde que asumió, cierto grado de improvisación, algún nivel de frivolidad o impulsividad, necesidad de afiatar a los equipos y hasta “otra cosa es con guitarra”. Está claro, los chilenos (somos) reyes del eufemismo. Lo que casi todos evitan decir con franqueza es que el Ejecutivo -y su jefa de gabinete- están mostrando evidentes signos de incompetencia. Situación que no será fácil de modificar. Más bien, es altamente probable que se mantenga o agudice con el pasar de los meses. No bastarán cambios cosméticos ni la “venta de imagen” para lograr ocultar aquello que subyace bajo estos fallos. ¿Qué es lo que realmente está ocurriendo? Mirado desde las conductas ha accedido al poder de la nación una generación de izquierda radical, engreída, que niega los méritos de sus antecesores -convicción sintetizada en el eslogan “fueron 30 años”-, más acostumbrada a organizar marchas sin responsabilizarse y a la lucha callejera que al trabajo esforzado, más amiga de las RRSS incendiarias que de la conducción política seria, más enfocada en destacar las carencias existentes en la sociedad que en buscar soluciones efectivas a ellas. Visto desde las ideas, promueve añejos conceptos estatistas que, cuando han sido implantados, han fracasado en todo el mundo, junto con un puñado de reivindicaciones identitarias exacerbadas y un relativismo moral individualista extremo.
Definitivamente, aunque se quisiera, no resulta posible gobernar bien, menos para el bien común, guiado por la explosiva combinación de ideologización, presunción y ausencia de rigor que se aprecia en este primer mes al mando de la nación de Boric y compañía. Con todo, cabe esperar que en las semanas venideras el gobierno haga un decidido esfuerzo por mejorar su andanza, puesto que la crítica recibida ha sido abundante y las encuestas crecientemente desfavorables. Y, paralelamente, por el propósito de generar las condiciones político-comunicacionales que permitan la aprobación ciudadana del plebiscito de salida para el proyecto de nueva Constitución que la Convención Constitucional propondrá al país. Desafortunadamente, en el seno de esta última se aprecian niveles de ineptitud y desvarío todavía mayores a los que destacan en la actual administración, hecho que, por sí sólo, augura nuevas y más complejas dificultades a la patria que las que ya enfrenta. Considerando el escenario descrito, ¿qué ocurrirá si llegase a ganar el “Apruebo”? ¿Queda espacio para pensar que el gobierno reconsiderará o corregirá el rumbo que ha adoptado durante sus primeras semanas? ¿O, siguiendo un simple análisis lógico, sería verosímil concluir que, por el contrario, profundizará su actual línea de conducta?
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.