Columna de Andrés Couve: Transferencia Tecnológica: capturar oportunidades del alto impacto

5 ejemplos en que el Estado ya usa esta tecnología


La semana pasada se aprobó en la Comisión de Ciencia de la Cámara la idea de legislar el Proyecto de Ley de Transferencia de Tecnología y Conocimiento. Nuestro país necesita, y se beneficiaría enormemente, de un robustecimiento de capacidades y una estrategia que le permita utilizar eficazmente el conocimiento generado local y globalmente. El proyecto aborda aspectos necesarios como obligaciones de articulación entre distintos ministerios para el fomento de la investigación y la transferencia, creación de repositorios nacionales, promoción de la ciencia abierta y apunta a disminuir trabas para que investigadores de instituciones de educación superior participen de emprendimientos derivados de sus investigaciones. Su presentación y aprobación en general es, sin duda, una excelente noticia para el ecosistema de I+D y de innovación del país.

A pesar de ello existe un espacio importante para mejorar su contenido e incrementar su impacto. Primero, la Propiedad Intelectual debe ser abordada de forma prolija, atendiendo a la coherencia con los derechos constitucionales, las obligaciones de Chile en tratados internacionales y con socios comerciales, evitando caer, al mismo tiempo, en desincentivos, por ejemplo, en relación con el dominio público. Segundo, llama poderosamente la atención que el proyecto no incluya disposiciones referidas a los actores de la industria, sean pequeñas, medianas o grandes empresas, que son evidentemente partícipes de la cadena de valor de la transferencia. Basta ver el rol protagónico que jugaron para el desarrollo de vacunas durante la pandemia, o los potenciales beneficios que podrían traer en relación al Hidrógeno Verde. Finalmente, la ley carece de una definición precisa de Transferencia Tecnológica que permita operativizar e incentivar efectivamente el proceso de cara a un escenario globalizado, generando un ambiente virtuoso en que el conocimiento y la tecnología fluyan desde sus tenedores y aporten a toda la sociedad, independiente si el tenedor es una universidad, un instituto público o una empresa.

Debemos, como país, tener las mejores herramientas para enfrentar algunos de nuestros grandes desafíos como minería del litio, inteligencia artificial, cambio climático y transición energética, entre muchos otros. En todas estas áreas, la Transferencia Tecnológica es clave para situarnos en la vanguardia regional y para promover un desarrollo más inclusivo, pudiendo contribuir a atraer inversión extranjera intensiva en tecnología, mejorar la capacidad de absorción tecnológica, crear empleo e incrementar la formación y reconversión de capital humano, promoviendo por esta vía aumentos en la productividad y competitividad de nuestra economía.

Dada la profundidad y complejidad técnica del debate requerido, y la poca frecuencia con la que se abordan estas materias desde la legislación, debemos hacer todos los esfuerzos hoy para que este proyecto de ley se convierta en una herramienta robusta que incorpore estos elementos, y para no perder la oportunidad, pues será difícil reabrir el debate en un futuro cercano.

Por Andrés Couve, ex ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación