Columna de Arturo Cifuentes: Fútbol y Otras Cosas
"El jaguar latinoamericano no pudo avanzar a las ligas superiores. De hecho, la decadencia de la generación dorada, ausente en los mundiales del 2018 y 2022, empieza más o menos en el segundo gobierno de Bachelet, cuando la economía y la democracia se empiezan a deteriorar en Chile. Y la violencia que hoy existe en los estadios es un reflejo de la violencia que viven los chilenos día a día."
Hace cuarenta años Henry Kissinger comparó la manera en que los países jugaban al futbol con las peculiaridades de sus idiosincrasias. Mencionaba que los brasileños jugaban con un gran virtuosismo estético, pero frecuentemente, embriagados por la belleza descuidaban la efectividad y no anotaban un gol. Este exceso de entusiasmo por lo alegre y carnavalesco, también se apreciaba en otras actividades, donde el país habría malogrado su potencial por privilegiar la improvisación sobre la planificación, y la ejecución ordenada de objetivos bien definidos.
Con respecto a Alemania, expresaba que mostraban un fútbol opaco pero efectivo, sin estrellas, corto en imaginación, pero hábil para anotar goles y ganar partidos, sin brillar y sin entusiasmar a nadie. Esto reflejaría el espíritu alemán: trabajador, honesto, confiable, austero, y bueno para ejecutar en forma metódica un plan efectivo, pero sin desplegar creatividad o alegría.
Otros autores han continuado usando el fútbol como metáfora. Simon Kupper y Stefan Szymanski, en Soccernomics, mezclaron futbol y economía. Franklin Foer fue más ambicioso como lo sugiere el título de su libro: How Soccer Explains the World. Y Roger Cohen les ganó a todos por goleada con Soccer and the Meaning of Life.
Hay que notar que los comentarios de Kissinger sobre Alemania no han sobrevivido bien el paso del tiempo. Hoy la deuda alemana bordea el 60% del PIB, un caso similar al de El Salvador y Algeria. Y una serie de escándalos—el software tramposo de Volkswagen, los fondos fantasmas de Wirecard, y los mensajes que intercambiaban Elinescu y Wladow en el bridge—cuestionan la imagen de Alemania presentada por Kissinger.
En el caso chileno, sin embargo, la analogía funciona bastante bien. La generación dorada brilló a nivel latinoamericano (ganó dos copas América) pero falló a nivel global (en dos mundiales llegó solo a octavos de final). Algo similar pasó con la economía chilena; el jaguar latinoamericano no pudo avanzar a las ligas superiores. De hecho, la decadencia de la generación dorada, ausente en los mundiales del 2018 y 2022, empieza más o menos en el segundo gobierno de Bachelet, cuando la economía y la democracia se empiezan a deteriorar en Chile. Y la violencia que hoy existe en los estadios es un reflejo de la violencia que viven los chilenos día a día.
Puede que el fútbol no explique todo, pero explica bastante. Un economista argentino me comentó recientemente: Chile estuvo a punto de dar el gran paso, ustedes lo tenían todo… y de repente, un autogol innecesario y con la mano. ¡Y no era la mano de Dios!
* El autor es investigador asociado, Clapes-UC.