Columna de Arturo Cifuentes: “Pensiones: La reforma olvidada”
"Hacer un llamado serio a examinar cómo modernizar la política de inversiones de los fondos previsionales chilenos. No incluir este tema en una futura reforma previsional sería miope y torpe. Y dejaría al sistema de pensiones chileno, que en un momento fue un ejemplo para el resto del mundo, limitado en su capacidad para ofrecer mejores pensiones."
Últimamente el tema de las pensiones ha sido una constante en todos los ámbitos de discusión, tanto públicos como privados. Sin embargo, la conversación se ha centrado en la organización de la industria y en temas más bien de políticas públicas. Curiosamente, la política de inversión de los fondos de pensiones, es decir, en que se pueden invertir los dineros de los aportantes—ha estado ausente en este debate.
Esto es entendible, pero también trágico. Entendible, porque este es un tema técnico y poco sexy. Y trágico, porque la política de inversión de un fondo de pensiones es el factor más determinante en su desempeño. Y el desempeño es el factor más influyente en el tamaño de la pensión. Específicamente, en un horizonte de 30 años, la diferencia entre un portafolio que renta 5% al año y otro que renta 6% puede significar una diferencia de más de un 30% en la tasa de reemplazo.
El sistema chileno de pensiones—estructurado en torno a cinco opciones de inversión (fondos A, B, C, D y E)—lleva más de veinte años de existencia: un periodo suficiente para identificar sus ventajas y deficiencias. La motivación era ofrecer al futuro pensionado cinco alternativas de inversión, cada una con un perfil de riesgo-retorno bien diferenciado. La idea era que el fondo A (el más riesgoso en teoría) ofreciera un retorno mayor, y el fondo E (el más seguro), un retorno menor, con los demás fondos ocupando lugares intermedios. Desafortunadamente esto no se ha cumplido. Un estudio del Journal of Retirement muestra que los multifondos han tenido un desempeño más bien errático en que frecuentemente en periodos largos de tiempo, el fondo E ha superado al A en retornos, una situación contraria a la intención original.
Es tentador pensar que esta situación se podría deber a una mala gestión de las AFP. Pero la verdad es que las AFP han sido víctimas de una política de inversiones anticuada, que no ha incorporado los avances en ingeniería financiera de los últimos cincuenta años.
En un reciente seminario de Clapes, que reunió a varios profesionales con experiencia en inversiones, se identificaron varias áreas en que se podría mejorar el actual marco regulatorio. La más importante es la necesidad de incorporar métricas de riesgo a la política de inversiones.
Una exploración exhaustiva de estas ideas va más allá del alcance de esta columna. El propósito es simplemente hacer un llamado serio a examinar cómo modernizar la política de inversiones de los fondos previsionales chilenos. No incluir este tema en una futura reforma previsional sería miope y torpe. Y dejaría al sistema de pensiones chileno, que en un momento fue un ejemplo para el resto del mundo, limitado en su capacidad para ofrecer mejores pensiones.
*El autor es investigador principal, Clapes UC.