Columna de Benjamín Gajardo y Sebastián Villavicencio: Derribando barreras en el deporte paralímpico chileno
Cada tres de diciembre, en el Día Internacional de las Personas con Discapacidad en Chile, reflexionamos sobre los avances y retos que garantizan el pleno acceso al deporte paralímpico. Aunque suele afirmarse que no existe un derecho al deporte, por no estar expresamente consagrado en nuestra Constitución, esto no refleja esta realidad en toda su complejidad.
Así, en nuestro país el derecho al deporte se configura en un entramado de reglas e instituciones que aspiran promover una herramienta real de inclusión.
La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, con rango constitucional, y leyes nacionales como la N° 20.422, junto a su reciente modificación (mediante la Ley N° 21.702), refuerzan este compromiso con la accesibilidad. Estas normas demandan que las instituciones públicas y privadas adapten sus recintos deportivos con implementaciones razonables. Como la instalación de rampas de acceso, la adecuación de baños accesibles, una señalización en braille y la incorporación de ascensores para el accesibilidad a usuarios en sillas de ruedas.
No obstante, este marco normativo no se limita a reconocer derechos, sino también trazar un camino sólido hacia una transformación estructural. La cual, qué duda cabe, implica sobre todo voluntad política y social para concretarse.
El deporte paralímpico en Chile ha demostrado ser un ejemplo de talento y superación. Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2024 marcaron un hito. Dos medallas de oro, una de plata, cinco de bronce y 16 diplomas olímpicos lo confirman. A su vez, los Juegos Parapanamericanos de 2023, celebrados en Santiago, registraron un logro histórico con 51 medallas: 16 de oro, 20 de plata y 15 de bronce. Estos resultados, no solo reflejan el esfuerzo de nuestros atletas, sino el impacto transformador del deporte como plataforma de inclusión.
No obstante estos progresos, es necesario seguir adelante. Y es que aún persisten desafíos como en el financiamiento para programas inclusivos y la necesidad de políticas públicas específicas. Además, aunque cada vez existe mayor reconocimiento del deporte como un derecho, todavía enfrentamos la tarea de consolidar una visión inclusiva en todos los sectores. Así, resulta fundamental adoptar una perspectiva integral que vaya más allá del cumplimiento normativo. Chile debe fortalecer un sistema deportivo accesible y equitativo. Y debe concretarlo con instalaciones adecuadas, fortaleciendo la fiscalización y asegurando un financiamiento continuo para sus programas paralímpicos.
Pues bien, no se trata únicamente de derribar barreras físicas, sino de desafiar prejuicios y estructuras que perpetúan la exclusión. Estos esfuerzos deben estar acompañados de un cambio cultural real que reconozca el deporte como un espacio de igualdad e inclusión.
Chile cuenta con el talento, las normas y la visión. Es ahora cuando podemos actuar con decisión para derribar esas barreras, esas que nos alejan de un deporte verdaderamente inclusivo.
Por Benjamín Gajardo, profesor de Derecho, Universidad Andrés Bello, y Sebastián Villavicencio, Presidente del Comité Paralímpico de Chile
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