Columna de Bernardita Tornero: Los desafíos del celular en la sala de clases

Celulares colegios


Es innegable que la tecnología juega un papel crucial en el desarrollo pedagógico de niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, antes de permitir el uso de celulares en las aulas, debemos reflexionar si las condiciones actuales son las adecuadas para que estos dispositivos sean utilizados con fines educativos y no se conviertan en elementos distractores que, además, incrementan el estrés de nuestros docentes. Por ello, es fundamental entender que no se trata de demonizar la tecnología, sino de reconocer que para su implementación se necesita de una formación docente que entregue herramientas para integrar de manera efectiva los celulares en las metodologías de enseñanza. De esta manera, su incorporación tendría fines pedagógicos y estaría debidamente planificada y estructurada. Si no preparamos el camino, esta falta de formación específica y de recursos adecuados puede convertir estos dispositivos en auténticas amenazas al proceso educativo más que en herramientas de apoyo.

El hecho de que uno de cada cuatro países ya haya implementado legislación o políticas que prohíban el uso de celulares durante el horario de clases nos muestra una tendencia y una preocupación global. Estas naciones han reconocido los riesgos asociados con el uso inadecuado de dispositivos móviles en entornos educativos y han decidido actuar para preservar la calidad del aprendizaje y el bienestar de los estudiantes. Por ejemplo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en su informe de 2023 advierte que los dispositivos móviles son conocidos por ser altamente distractores, no solo para el estudiante que los utiliza, sino también para sus compañeros. La simple recepción de una notificación puede desviar la atención del alumno, y se ha comprobado que puede tomar hasta 20 minutos para que recupere la concentración. Este fenómeno genera una interrupción constante del proceso de aprendizaje, impactando negativamente en el rendimiento académico.

Para que los celulares puedan ser utilizados de manera eficaz en las aulas, es crucial preparar el camino. Esto implica una formación docente adecuada, que les brinde las habilidades necesarias para integrar la tecnología en sus prácticas pedagógicas de manera orgánica. Además, es vital incluir el uso de celulares en la planificación curricular, definiendo claramente cómo y cuándo estos dispositivos pueden ser útiles para el aprendizaje.

Por otro lado, la infraestructura tecnológica de las escuelas debe ser evaluada y mejorada para soportar el uso de dispositivos móviles de manera efectiva. No todos los estudiantes tienen acceso a un celular que puedan llevar a la sala de clases, ni todas las aulas acceso a una señal de internet estable que permita implementar actividades educativas que involucren estos dispositivos. Sin estas condiciones básicas, el uso de dispositivos móviles puede resultar en más problemas que beneficios.

Finalmente, es importante considerar su impacto en la salud mental y emocional de los estudiantes y docentes. Gestionar una clase donde los alumnos tienen acceso a sus celulares es una tarea abrumadora y frustrante. Los educadores ya enfrentan desafíos significativos en su labor diaria, y añadir la gestión de dispositivos móviles sin un plan claro solo aumentaría su carga, sacrificando la calidad del aprendizaje y el bienestar de nuestros estudiantes.

Por Bernardita Tornero, directora de la Escuela de Educación, Facultad de Ciencias Sociales U. de los Andes

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