Columna de Camilo Feres: La batalla de las derechas
Un traspié en un programa de radio llevó al diputado y presidente de la UDI, Guillermo Ramírez, a develar parte de las concesiones que su partido estaría evaluando para lograr un acuerdo en pensiones. Y bastó ese puro tropezón para que ardiera la pradera.
Cómo el óxido a la espera de una mínima fisura en la pintura, cayeron sobre el diputado las iras de la derecha profunda, meneando un pandero que, en la escena política, se apuró en tomar y hacer propio el Partido Republicano para exacerbar sus diferencias con eso que le gusta llamar “la derechita cobarde”.
La escena, empero, habla menos de las posibilidades de una reforma previsional -aún con pronóstico reservado- que del clima electoral que dominará la escena durante buena parte del año que viene. Que Republicanos reflote el lenguaje del “todo o nada”, que le valió el fracaso del proceso constituyente que lideraron, muestra que su apuesta sigue siendo crecer y no gobernar.
Las elecciones siempre son un disturbio en la fuerza del sistema político, sus actores no pueden sustraerse de su poder y en este ciclo político hemos tenido elecciones al por mayor. Pero lo que asoma en el horizonte no es una elección cualquiera sino los comicios que determinarán la conformación del próximo Congreso, es decir, el premio mayor para todos aquellos partidos que no aspiran de forma seria al sillón presidencial.
En ese tablero, el diseño del Partido Republicano es seguir ganando posiciones a costa de lo que otrora era la frontera derecha del mapa: la UDI. Un partido al que el declive de la era de los coroneles y la experiencia de ser parte de dos gobiernos en coalición le han valido un sucesivo desmembramiento hacia la derecha, un espacio donde han crecido pymes con vocación para disputarle electoral y económicamente su posición otrora dominante.
De esos emprendimientos el Partido Republicano es hoy el más consolidado, lo que los obliga a un delicado equilibrio entre mantener las posiciones desafiantes e identitarias, propias de los movimientos emergentes, con la mucho menos sexy moderación de un partido con cada vez más liderazgos internos y cada vez más base territorial. La novedad para los Republicanos, sin embargo, es que hoy ellos también deben cuidar su flanco derecho, que se encuentra amenazado por los nuevos chicos del barrio.
El año electoral que comienza tendrá pues en la batalla de las derechas uno de sus condimentos principales. Y mientras más semanas acumule Matthei en una posición de liderazgo, más se desplazará esa batalla a la disputa de nicho, en la que los desafiantes intentarán copar cada espacio que la UDI deje vacante por pensar en la carrera grande.
Por otra parte, si la opción de la exalcaldesa se debilita en el camino, la presión en su partido por comenzar a cuidar el premio de consuelo podría hacer girar a la tienda hacia posiciones trinchera, intentando contener la sangría hacia su flanco derecho. Algo de eso vimos en la mexicana de Cubillos a la UDI en Las Condes y algo de eso podría reeditarse hoy con esta nueva guerra santa propuesta por los desafiantes nuevamente… Esto recién comienza.
Por Camilo Feres, director de Asunto Políticos y Sociales de Azerta