Columna de Camilo Feres: La cofradía

La feroz defensa de Javier Milei a Elon Musk por el supuesto “saludo nazi”


El escritor Eli Pariser acuñó, hace casi una década, el término “filtro burbuja” para referirse a cómo las selecciones de contenido que realizan los algoritmos de internet modelan las percepciones que las personas se hacen respecto de su entorno.

El concepto es relativamente simple, dado que los sistemas de optimización de navegación utilizan el historial de búsquedas e interacciones de los usuarios para construir un perfil y “proponer” con eso una oferta de contenidos personalizada, el internauta termina frente a un catálogo de noticias, productos y perfiles cada vez más ajustado a sus preconcepciones y preferencias. Lo que no es tan simple, sin embargo, son las consecuencias sociales que derivan de este asunto.

Y es que el mundo que pintamos con arreglo a nuestros patrones de navegación no se funda en aquello que socialmente estamos dispuestos a sostener de antemano. La mayoría de las personas no navegan en sus dispositivos personales como si estuvieran siendo observados, sino bajo una aparente privacidad y esa falta de escrutinio de otros difumina los límites con los que regulamos nuestras conductas.

Así las cosas, nuestras burbujas nos colocan en un espacio de cofradía con millones de otros que, bajo la misma “privacidad”, buscan, preguntan, consumen e interactúan con todo tipo de placeres culpables. Y a medida que avanzamos en ese camino, lo que otrora formaba parte de lo que un humorista motejó como lo que los chilenos “piensan, pero dicen” emerge como una especie de sentido común extendido, una nueva normalidad que puede incluso llegar a convertirse en cruzada cuando se lo manipula con propaganda.

En esta cofradía, el efusivo saludo marcial con el que Elon Musk agradeció “de todo corazón” a su audiencia por la elección de Trump cobra todo tipo de significados no nazis: desde un guiño a un antiguo (y proscrito) gesto norteamericano de saludo a la bandera, hasta una provocación consciente a la izquierda woke que hay que eliminar (una expresión que tampoco debe ser tildada de fascista, claro). A esa misma cámara de eco se subió Milei, como no, doblando la apuesta “Nazi las pelotas”, sentenció el cófrade del sur, justo antes de llenar de elogios al magnate y recibir de éste un corazón como respuesta.

Habiéndose cruzado todas esas barreras y siendo cada una de esas interacciones “trending topic” en las redes sociales, no es raro que la retórica siguiente continúe en ese derrotero. Para los que ven en estos inocentes gestos no una provocación ni una transgresión fuera de norma, sino la subversión contra el orden Woke de las cosas, la respuesta de Musk (hoy funcionario de Gobierno) al Canciller Alemán en un juego de palabras que lo tilda de “tonta mierda” ha se ser algo así como una muestra de carácter.

En Chile ya hay quiénes comienzan a mirar con interés ese fast track de la figuración pública que están pavimentando los recargados Tump Boys. Al modo de lo del humorista, varios lo están haciendo de forma velada o tímida, en conversaciones de sobremesa y tanteando antes la temperatura del agua, pero, como hemos visto, este es un camino incremental y que avanza a saltos, por lo que es probable que la cofradía de Trump, Musk y Milei tenga su sucursal chilena mucho más temprano que tarde. Es cosa de sentarse a esperar haciendo scroll.

Por Camilo Feres, director de Asuntos Políticos y Sociales de Azerta, y director ejecutivo de Descifra

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